LA DEBILIDAD DE DIOS




“La oración de fe es la fuerza del hombre y la debilidad de Dios” (San Agustín).

San Agustín durante su vida y su búsqueda de la Verdad, en medio de sus desvíos, desenfrenos pasionales, equivocaciones; experimentó la eficacia de la oración hasta llegar a ver que la oración constante y hecha con fe llegaba a ser la debilidad de Dios.

Así lo expresa en sus Confesiones: ¿Es que los hombres y mujeres pueden lograr la continencia por sí mismos sin apoyarse en el Señor su Dios?

La oración constante y fervorosa, conquista el corazón de Dios. Él nunca se resiste a esta acción, por lo tanto hay que orar siempre en todo tiempo, en la alegría, en la tristeza, en la prosperidad, en el fracaso, nunca dejemos de orar.

Para esto nos puede servir el ejemplo de la viuda que insistió que le insisto al juez injusto que le hiciera justicia de su adversario. Nunca se rindió hasta conseguir lo que quería, (Lc. 18,1-8).

Y les refería Jesús una parábola para enseñarles que ellos debían orar en todo tiempo, y no desfallecer, diciendo: Había en cierta ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a hombre alguno. Y había en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él constantemente, diciendo: “Hazme justicia de mi adversario.” Por algún tiempo él no quiso, pero después dijo para sí: “Aunque ni temo a Dios, ni respeto a hombre alguno, sin embargo, porque esta viuda me molesta, le haré justicia; no sea que por venir continuamente me agote la paciencia”  Y el Señor dijo: Escuchad lo que dijo el juez injusto. ¿Y no hará Dios justicia a sus escogidos, que claman a El día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles? Os digo que pronto les hará justicia. No obstante, cuando el Hijo del Hombre venga, ¿hallará fe en la tierra?

La diferencia entre Jesús y el juez injusto es que el juez atendió a la señora para que ya no lo moleste, en cambio Dios responderá a tu oración por amor, porque tu constancia ha debilitado su corazón.

“Oren sin cesar para no caer en la tentación” (Lc.21, 36)
Claudia Puac
Novicia MAR


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