LECTIO DIVINA DEL lV DOMINGO DEL TIEMPO DE ADVIENTO - CICLO A, EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 1, 18-24
“No temas tomar contigo a María tu mujer… le pondrás por nombre Jesús”
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Ven
espíritu de amor y de verdad,
haz
brillar en nuestros corazones la luz del Señor,
a
quien esperamos con gran alegría,
llena
nuestra mente de tus deseos,
nuestra
vida de tus gracias,
nuestro
corazón de tu querer
y
permítenos ser instrumentos tuyos
para
todos los que nos rodean. Amén.
CONTEXTO:
Queridos
hermanos nos encontramos a las puertas de la Navidad, ya hemos llegado al
último domingo de este Tiempo de Adviento, en el cual nos hemos venido
preparando para la Solemnidad del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. El
viene para todos y para siempre, Yahvéh dejará de ser un Dios Altísimo (en
cuanto lejano) para ser un Dios-con-nosotros, un Dios que ha querido acamparse
en nuestro suelo, hablar nuestro lenguaje, pasear nuestras andanzas, sufrir
nuestros dolores y gozar con nosotros.
“En este día el Evangelio
nos relata los hechos que precedieron el nacimiento de Jesús, y el evangelista
Mateo los presenta desde el punto de vista de san José, el prometido esposo de
la Virgen María”. (Papa Francisco)
TEXTO
Lectura del santo
evangelio según san Mateo 1, 18-24
¿QUÉ DICE EL TEXTO?
Mateo nos cuenta que José
se encuentra ante una situación sorprendente: su esposa está embarazada de un
hijo que no es de él. Entonces reflexiona qué hacer: ¿Poner fin a la relación
con María? ¿Introducir en la familia a un descendiente al cual no tiene
derecho? ¿Darle el nombre a un niño que sabe que no generó? El texto nos dice
que José piensa en la primera posibilidad, pero quiere hacerlo con la mayor
dignidad.
Antes de que iniciaran la
vida conyugal en común, María se encuentra “encinta”. El dato “por obra
del Espíritu Santo”, que por lo pronto sólo conocen María, el
evangelista y sus lectores, es ajeno al conocimiento de José quien sólo ve el
hecho externo.
José entra en conflicto.
Reflexiona, discierne y toma finalmente una decisión: dejar libre a su esposa
renunciado a efectuar el “repudio” al que legalmente tenía
derecho.
Pero el afligido José sólo
conoce un aspecto del acontecimiento. Falta escuchar el otro punto de vista: el
de Dios. Sucede como en todo serio discernimiento que se haga para las
decisiones importantes de la vida: siempre hay que escuchar el punto de vista
de Dios. Por medio del Ángel, Dios ilumina el acontecimiento y le da
instrucciones precisas a José. Enseguida, todavía dejando oír palabras que provienen
de lo alto, ahora por medio de la Santa Escritura, el relato se permite una
breve pausa de reflexión para contemplar el significado del nacimiento que está
por venir. Al final lo que importa no es el hecho de que nazca un niño, sino
que, observando cómo nace, se llegue a saber su dignidad y su misión en el mundo
Es así como el Ángel le da
a conocer a José lo que ya desde el principio del relato sabíamos, que “lo
engendrado en ella (María) es del Espíritu Santo”.
¿QUÉ ME DICE EL SEÑOR?
En este día el Señor me
invita a que este atenta a escuchar su voz en mi corazón, ya que esto me
llevara a descubrir cuál es su querer para mí, que al igual que José sea dócil
a sus inspiraciones y pueda caminar por sus caminos.
Dios irrumpe en las vidas
de María y José y las “trastorna”. No obliga, seduce. Suscita el amor del
hombre y entonces lo lleva por donde no hubiera soñado jamás… Cuando alguien se
deja guiar por Dios, debe improvisar, y a pesar de la oscuridad de la fe, al
final siempre brilla la luz. La actitud correcta es entonces el abandono en su voluntad.
María y José se fían de
Dios. Y a nosotros nos invitan a confiar más en su gracia que en nuestras
cualidades, más en los planes de Dios que en los propios. No hay nada mejor que
dejar que Él actúe en nuestras vidas. Dios sabe en cada momento lo que mejor
nos conviene y desea dárnoslo a conocer. Confiemos más en el Señor. (Papa
Francisco).
¿QUÉ LE DIGO YO AL SEÑOR?
Ven Señor a mi corazón,
haz de mi vida la mejor ofrenda de amor, permíteme seguir tu voz con
disponibilidad, entrega, humildad y amor, que este tiempo de navidad que vamos
a iniciar sea la oportunidad para adherirme mucho más a ti, sin importar cuales
sean mis planes, sino siguiendo los tuyos con radicalidad y compromiso, Señor
aumenta mi fe y confianza en ti, para que al igual que José pueda gastar mi
vida haciendo tu voluntad.
Libro: Minutos
de amor
P. Fidel Oñoro, cjm: Centro Bíblico Pastoral
del CELAM
Diana Gómez
Novicia MAR
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