No llores si me amas… ¡Si conocieras el don de Dios y lo que es el Cielo! ¡Si pudieras oír el cántico de los Ángeles y verme en medio de ellos! ¡Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos los horizontes, los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso! ¡Si por un instante pudieras contemplar, como yo, la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen! ¡Cómo! ¿Tú me has visto, me has amado en el país de las sombras y no te resignas a verme y amarme en el país de las inmutables realidades? Créeme; cuando la muerte venga a romper las ligaduras, como ha roto las que a mí me encadenaban, y cuando un día, que Dios ha fijado y conoce, tu alma venga a este Cielo en que te ha precedido la mía, ese día volverás a ver a aquel que te amaba y que siempre te ama, y encontrarás tu corazón con todas sus ternuras purificadas. Volverás a verme, pero transfigurado, extático y feliz, no ya esperando la muerte, sino avanzando contigo, que me llevarás de
«Yo soy el buen pastor: conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí » CONTEXTO El evangelio de este Cuarto Domingo de Pascua nos trae la parábola del Buen Pastor. Por esto, a veces, es llamado, Domingo del Buen Pastor. En algunas parroquias se celebra la fiesta del párroco, pastor del rebaño. En el evangelio de hoy, Jesús se presenta como el Buen Pastor que ha venido “para que todos tengan vida y vida en abundancia” (Jn 10,10). En aquel tiempo, el pastor era la imagen del “leader”. Jesús dice que muchos se presentaban como pastores, pero eran en realidad “ladrones y salteadores”. Hoy sucede la misma cosa. Hay personas que se presentan como pastores, pero en realidad, en vez de servir, buscan sus propios intereses. Algunos de ellos tienen un modo de hablar tan suave y hacen una propaganda tan inteligente que consiguen engañar a la gente. TEXTO : Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las
«ID POR TODO EL MUNDO Y PROCLAMAD LA BUENA NUEVA A TODA LA CREACIÓN» ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que habitas en la Iglesia y en cada uno de nosotros como en un templo, danos la alegría de sentir tu Divina Presencia en nuestras vidas para que podamos a amarnos y respetarnos mutuamente. Tú eres Amor que crea la unidad en la legítima diversidad, tú eres la libertad que nos hace libres en la obediencia. Tú eres el don del Padre y del Hijo que nos hace ricos en nuestra pobreza. Amén. CONTEXTO La liturgia de esta fiesta de la Ascensión nos pone delante una escena en la que Jesús se aparece a los discípulos y les confiere la misión de ir por el mundo entero, para anunciar la Buena Noticia. Para muchas personas quizás esta fiesta de la ASCENSIÓN sea irrelevante, para otras el cielo será un lugar físico al cual iremos todos, otros pensaremos que el cielo es la unión con Dios si hemos vivido terrenalmente en la gracia de Dios. Pero
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