Jesús y los Evangelios
Jesús desde el evangelio según San Marcos:
Es precisamente Marcos quien mejor subraya el aspecto humano de Jesús. San Marcos penetra los sentimientos de Jesús que abraza y bendice a los niños, mira y ama al joven rico, y se llena de ternura ante las multitudes que están como ovejas sin pastor (Mc 10,16;10,21;6,34).
En este clima de la verdad vivida, no atenúa en nada lo que las reacciones que rodean a Jesús podían tener de rudo, o quizá de irrespetuoso. En un mundo en el que el trabajo manual era muy poco estimado, en el que según el uso Judío jamás se menciona a la madre, Marcos denomina a Jesús como “el carpintero, hijo de María” (Mc 6,3). Nos trasmite una reflexión bien poco amable por parte de sus “hermanos”[1]: “está fuera de sí” (Mc 3,21).[2]
El mérito de Marcos, es el
de presentarnos a Jesús de una manera extraordinariamente viva, en toda su
semejanza con nosotros, pero al mismo tiempo en toda su misteriosa
trascendencia. Nos condice progresivamente a descubrir en “el carpintero hijo
de María”, al “Mesías, Hijo de David”, más aun, al “Hijo de Dios.[3]
Jesús
desde el evangelio según San Mateo:
La frecuencia del nombre
de Jesús, y el uso del mismo, indica que no se trata de una mera preferencia
estilística, sino de una especial reverencia y amor hacia la persona de Jesús.
La razón de esta
predilección está en el valor religioso que este nombre tiene, tanto en sí
mismo como para el pueblo de Dios.
Mateo también nos presenta
a Jesús como profeta, como Mesías, como Siervo de Yavé, Hijo de David, Hijo del
Hombre, Hijo de Dios y Kyrios (Desde el evangelio: Señor de los discípulos).[4]
Jesús
desde el evangelio según San Lucas:
Lucas nos presenta a Jesús
como evangelista de la salvación (cf. Lc 4,18; 4,43; 7,22). También a Jesús
como profeta y como el Kairós. En este en Jesús se manifiestan sensiblemente
los atributos de Yahvé como Dios misericordioso, Dios Salvador.[5]
Jesús
desde el evangelio según San Juan:
En el Cristo de San Juan
aparece muy claramente la humanidad. Es hombre y es humano. Desde el principio
Jesucristo es el Verbo encarnado (Jn 1,14).[6]
“Estas cosas se han
escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que
creyendo tengáis la vida en su nombre” (Jn 20, 31). Así es como define su autor
el programa del cuarto evangelio: hacer que aparezca, mediante un examen de los
datos históricos (Jesús) y teológicos (el Cristo Hijo de Dios), la identidad
del Señor de la Iglesia.[7]Jessica López. Novicia MAR
[1]
En el contexto Judío,
hermano podía tener diversos significados, no necesariamente el que comúnmente
se conoce como parentesco de sangre, sino en este caso, significa de la
familia, persona allegada o cercana. La
biblia de Jerusalén nos dice que a partir de los padres de la Iglesia ha
visto en estos “hermanos” de Jesús a “primos”, en consonancia con la creencia
en la virginidad perpetua de María.
[2] GARCIA.M
Joaquín. Manual Bíblico. Tercer tomo
(evangelios). Editorial: Casa de la Biblia. Madrid (España). 1967. Pg.92
[3] Ibid Pg. 96
[4] Ibid Pg. 140.
[5] Ibid Pg. 207
[6] Ibid Pg. 304
[7]
BAGOT, Jean-Pierre y Jean-Claude Dubs. Para
leer la Biblia. Juan el evangelio del Revelador. Editorial Verbo Divino,
séptima edición.2001.Pg.133
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