EL LIBRO DE RUTH. PERÍCOPA 1,1-22


PRESENTACIÓN
Dentro de la Biblia hebrea, el libro de Rut se encuentra en la tercera parte, titulada “Los Escritos”, y aquí figura como uno de los cinco rollos, que se leían en las fiestas principales del calendario judío.  Las versiones griegas y latinas la sitúan a continuación del libro de los Jueces, debido a las primeras palabras del libro.

Me gusta  el capítulo 1 del libro de Rut,  en concreto, por la imagen de Dios que transmite el libro. Por ser un libro que lleva el nombre de mujer donde el mensaje es más profundo de lo que aparenta: un cuento con un final feliz. Profundizar en este capítulo genera un atractivo y un interés para acercarme más a investigar, conocer lo que dicen los autores sobre el texto, y dejarme tocar por la Palabra revelada que tiene algo que decirme a mí para acrecentar mi experiencia de fe y compromiso por la vida y la justicia. 

Se realizará un análisis de la perícopa, versículo por versículo, con los aportes de las diferentes biblias y algunos autores seleccionados. En un segundo momento se desarrollará un amplio comentario referente al tiempo en que fue escrito; el género literario, el esquema del libro centrándonos en el contenido del capítulo 1 y las líneas teológicas que se perfilan en el mismo.
Al  finalizar se presentarán algunos enfoques como apropiación del texto e iluminación para el trabajo pastoral.


I.   PERÍCOPA c.1,1-22

1.1. Se Puede distinguir del capítulo 1 una introducción en los versículos 1-6. De Belén a Moab.
1 En los días en que juzgaban los Jueces hubo hambre en el país, y un hombre de Belén de Judá se fue a residir, con su mujer y sus dos hijos, a los campos de Moab.

-Tales jueces no eran simples magistrados que administraban justicia, sino líderes carismáticos llamados y enviados por el Señor para liberar a su pueblo de una situación opresiva. Esta época se sitúa entre los años 1200 y 1050 a. C. En este contexto se ubica el texto.
- Una familia israelita, compuesta por cuatro miembros, un hombre con su mujer y sus dos hijos, tiene que emigrar a tierra extranjera a causa del hambre que asola su país La ironía hace acto de presencia en el relato: En Belén (Beytlehem), que significa casa del pan, no hay pan y por esto hay que ir a buscarlo lejos, a Moab. Los miembros de la familia aparecen en plena oscuridad, sin nombre, sin rasgos personales, en los versos siguientes se irán perfilando poco a poco, y  del anonimato pasarán a la luz plena del nombre propio y del protagonismo en la acción, especialmente la mujer Noemí.[1]
-Belén de Judá, uno de los lugares más de la historia bíblica, situado a 8 kms al sur de Jerusalén. Se lo llama Belén de Judá para distinguirlo  de Belén de Zabulón, que estaba a 10 kms. del noroeste de Nazaret.
Este cuadro inicial es muy importante para entender la historia del libro de Rut. Con pocas palabras describe la si­tuación de muerte de donde va a nacer la acción descrita en el resto del libro.
Es un espejo del presente, pues refleja la situación del pueblo durante la época en la que fue escrito el libro. Es es­pejo también del pasado, pues explica al pueblo las causas de sus sufrimientos.
Y es espejo del futuro, pues da los moti­vos de la esperanza que, a pesar de todo, debe animar al pueblo.
2 Este hombre se llamaba Elimélek, su mujer Noemí y sus dos hijos Majlón  Kilyón; eran efrateos de Belén de Judá. Llegados a los campos de Moab, se establecieron allí.
No es necesario pensar que el autor del libro de Rut ha creado los nombres según la función de cada uno de los personajes, pero si los ha elegido intencionadamente.

-Elimélek, en hebreo, significa mi Dios es rey; nombre que cuadra muy bien con la función del padre o cabeza de familia ", ya que él es el que debe regir, gobernar, llevar adelante la familia, ser para ella su guía y protector providente, como lo es el rey para su reino y Dios para su creación.
-El nombre de Noemí, en hebreo, significa “mi dulzura”. Noemí es, sin duda, la «favorita » de su marido, también la «delicia» y la «dulzura» para él y para sus hijos, como después lo va a ser para sus nueras. Noemí va a manifestarse en todo el libro como la encarnación de lo más noble y auténticamente femenino- la dulzura, ciertamente, pero al mismo tiempo la decisión.
-Es probable que los nombres de  Majlón y Kilyón, en su forma hebrea, signifiquen, respectivamente, enfermedad y agotamiento (extinción). En tal caso estos nombres aludirían a la muerte prematura de los hijos de Noemí,
-El país de Moab se encontraba  al sur de la Transjordania y al este del mar Muerto. Remite al relato de Gn 19,30-38, pero también al decreto de exclusión en Dt 23,4-6[2].
3 Murió Elimélek, el marido de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos.
- Interesa subrayar al autor  el cúmulo de desgracias que vinieron sobre Noemí. Muere Elimélek, el cabeza y jefe de familia, y Noemí se queda viuda y sola con sus dos hijos. ¿Qué podrá hacer una viuda sin valedor, sola y con dos hijos en país extranjero? En todos los tiempos y lugares, ciertamente en Israel, los débiles e indefensos estuvieron representados por una tríada famosa, compuesta por los pobres, los huérfanos y las viudas, sustituidas a veces por los emigrantes y extranjeros (cf. Is 10,2; Jer 7,6; 22,3;). En esta familia se dan juntas todas las condiciones de los estamentos más débiles de una sociedad.
4 Estos se casaron con mujeres moabitas, una de las cuales se llamaba Orpá y la otra Rut. Y habitaron allí unos diez años.
El v. 4 ocupa el centro: casamiento de los hijos con Orfá y Rut, y duración de su permanencia: 10 años.
-Aunque los moabitas eran un pueblo emparentado con Israel, esta clase de matrimonios estaba severamente prohibida por la ley de Moisés. (Dt 23.3; Esd 9,1-2; 10).
-Orfá: se desconoce el significado exacto de este nombre; algunos lo traducen por obstinación o rebeldía. El Midrás vincula el nombre de Orfá al hecho de que vuelve la espalda, la nuca ('oref), a su suegra[3]. Rut significa probablemente amiga.
5 Murieron también ellos dos, Majlón y Kilyón, y quedó sola Noemí, sin sus dos hijos y sin marido.
- Se completa así la soledad de Noemí: sin hijos y sin marido.
6 Entonces decidió regresar de los campos de Moab con sus dos nueras, porque oyó en los campos de Moab que Yahveh había visitado a su pueblo y le daba pan.
-Noemí, mujer fiel, ha escuchado que el Señor ha atendido a su pueblo dándole pan. Belén vuelve a ser ciudad de abundancia y esperanza para sus habitantes que viven en el extranjero.
-Noemí, decide emprender el camino de vuelta a su tierra natal. Así, pues, se desanda el camino andado: si primero fue de Belén a Moab, ahora es de Moab a Belén. Los dos hijos, que salieron de Belén y murieron en Moab, son sustituidos por las dos nueras, extranjeras ellas, pero dispuestas a acompañar a Noemí a su país. Al hambre en el país de Judá que motivó al principio la emigración de la familia a la campiña de Moab, corresponde la abundancia de pan que ocasiona ahora la vuelta desde la campiña de Moab al lugar de origen. El círculo se cierra y la introducción también.
Después de la alusión al tiempo de los jueces que traslada la narración a un tiempo casi mítico (v. l a), aparece el hambre en el país (v. I b ), a la que corresponde el pan que el Señor concede a su pueblo (v. 6b). El hambre es la causa de que un hombre «emigre» desde Belén (v. l e ); el pan será la causa de que una mujer, Noemí, emprenda el camino de vuelta (v. 6a); la campiña de Moab aparece en v. I d y en v. 6 (dos veces).

1.2. En los versículos siguientes se distingue una segunda parte: De Moab a Belén: 1,7-22
7 Salió, pues, con sus nueras, del país donde había vivido y se pusieron en camino, para volver a la tierra de Judá.
-El cambio que se opera en esta mujer es admirable. A la Noemí derrotada y desolada de v. 5 sucede una Noemí decidida, valiente, emprendedora. Desde este momento la acción de Noemí es determinante en el desarrollo del libro de Rut: casi todas las iniciativas parten de ella, aunque algunas veces se mantenga en segundo plano, entre bastidores.
-Las tres mujeres se  pusieron en camino para regresar a la tierra de prosperidad. Estas mujeres están  en continuo movimiento.
8 Noemí dijo a sus dos nueras: «Andad, volveos cada una a casa de vuestra madre. Que Yahvéh tenga piedad con vosotras como vosotras la habéis tenido con los que murieron y conmigo.
-El tema dominante o leit-motiv de esta escena es, sin duda, el del regreso o la vuelta. Seis veces  aparece el verbo hebreo sub (volver), distribuido irregularmente vuelta al país de Judá (w 7 10), vuelta al país de Moab (w 8 11 12 14).
- Por boca de Noemí habla simplemente la sensatez. Dijo Noemí a sus dos nueras, a las dos por igual. En realidad todavía no conocemos ni a Orfá ni a Rut, ni si Noemí tiene alguna preferencia por una de las dos. El autor mantiene la tensión, pues nadie sabe, ni siquiera Noemí, cómo van a reaccionar las dos jóvenes a la insinuación o súplica de Noemí.
9 Que Yahvéh os conceda encontrar vida apacible en la casa de un marido.» Y las besó. Pero ellas rompieron a llorar,
- Desear que el Señor trate con piedad (hesed) a Orfá y a Rut en Moab es lo mismo que desearles su protección misericordiosa dondequiera que vayan, porque el Señor puede hacerlo en cualquier sitio, pues según el salmista «del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y sus habitantes» (Sal 24,1). Las palabras de Noemí expresan, además, un agradecimiento sin límites hacia sus dos nueras y un reconocimiento de que su conducta es intachable, al proponerla como punto de referencia de la deseada misericordia de Dios con ellas.[4]
-El autor maximiza los sentimientos de estos personajes.
10 y dijeron: «No; contigo volveremos a tu pueblo.»
-Nuevamente aparece el verbo volver y la decisión de las nueras de acompañar a Noemí.
11 Noemí respondió: «Volveos, hijas mías, ¿por qué vais a venir conmigo? ¿Acaso tengo yo aún hijos en mi seno que puedan ser maridos vuestros?
12 Volveos, hijas mías, andad, porque yo soy demasiado vieja para casarme otra vez. Y aun cuando dijera que no he perdido toda esperanza, que esta misma noche voy a tener un marido y que tendré hijos
13 ¿habríais de esperar hasta que fueran mayores? ¿Dejaríais por eso de casaros? No, hijas mías, yo tengo gran pena por vosotros, porque la mano de Yahvéh ha caído sobre mí.»
-La edad de Noemí cierra el camino a que las dos jóvenes viudas puedan contraer un matrimonio como el exigido por la ley del levirato, con un hermano del difunto (Gn 38,8; Dt 25,5s)
14 Ellas rompieron a llorar de nuevo; después Orpá besó a su suegra y se volvió a su pueblo, pero Rut se quedó junto a ella.
-Orfá no la siguió. El contraste entre Orfá y Rut es evidente, no porque Orfá represente el papel de la infiel y Rut el de la fiel, sino porque la conducta normal de Orfá sirve de fondo a la heroica decisión de Rut. Una vez que esto aparece con claridad, Orfá ya no tiene nada que hacer y desaparece.
15 Entonces Noemí dijo: «Mira, tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a su dios, vuélvete tú también con ella.»
-Noemí, mujer de años, tiene gran respeto por la libertad. Nunca es fácil expatriarse y dejar lo que a uno le da sentido a su vida.
16 Pero Rut respondió: «No insistas en que te abandone y me separe de ti, porque donde tú vayas, yo iré, donde habites, habitaré. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios.
-La decisión que toma Rut es para imitar. El amor de Rut por Noemí no tiene límites. Esta declaración es el punto culminante de esta sección: compartir la vida y el sepulcro con Noemí, su pueblo y su Dios.
17 Donde tú mueras moriré y allí seré enterrada. Que Yahvéh me dé este mal y añada este otro todavía si no es tan sólo la muerte lo que nos ha de separar.»
-Se puede observar un paralelismo de Rut con la figura de Abraham. Al igual que Abraham, Rut viene de un país extranjero, rompe todos los lazos con la patria de origen y no tiene más compañía que una mujer estéril. Como en el caso del patriarca, el sacrifico de Rut no será en vano; ella sabe que el Dios de su suegra le hará justicia.
- Con un juramento solemne ante el Señor, Rut se une a su suegra desamparada y se adhiere al pueblo de Israel y a su Dios. Su generosidad y su fe encuentran respuesta a lo largo del relato.
18 Viendo Noemí que Rut estaba decidida a acompañarla, no insistió más.
-¿Cómo descubrir a Dios en medio de nuestras tragedias? ¿Nos solidarizamos con las personas débiles y vulnerables como lo hizo Rut con su suegra Noemí? ¿Seríamos capaces de amar sin condiciones y compartir el camino, la vida de la persona amada?
19 Caminaron, pues, las dos juntas hasta Belén. Cuando llegaron a Belén se conmovió toda la ciudad por ellas. Las mujeres exclamaban: «¿No es esta Noemí?»
- El narrador abrevia al máximo el relato del viaje de retorno, porque lo único que le interesa es señalar el lugar de salida- Moab (v 6 y 22), y el de llegada Belén de Judá (v 7 y 19), como hizo al principio en sentido inverso, de Belén de Judá a Moab (1,1-2)
-Las mujeres de Belén inmediatamente reconocen  a Noemí –mi alegría, mi dulzura-
20 Mas ella respondía: «¡No me llaméis ya Noemí, llamadme Mará, porque Sadday me ha llenado de amargura!
-Pero ahora la triste figura de Noemí se define exactamente con el nombre contrastado de Mara –amargada- que ella misma elige. (Cf Ex 15, 23).
-Todopoderoso, en hebreo, Shaday, antiguo título del Señor.
21 Colmada partí yo, vacía me devuelve Yahvéh. ¿Por qué me llamáis aún Noemí, cuando Yahvéh da testimonio contra mí y Sadday me ha hecho desdichada?»
-Puede aparecer exagerada la afirmación de Noemí. Uno se puede preguntar ¿no fue acaso el hambre lo que les obligó a dejar su casa? No olvidemos que estamos en una cultura patriarcal, donde el hombre es el centro y sostén de la mujer. El Todopoderoso la maltrató porque la había dejado sin marido y sin hijos y ésta era la peor tragedia que le podía acontecer a una mujer (Teología de la Retribución).
-La aflicción de Noemí (dulzura) se expresa con el cambio de su nombre en Mará (amargura) y con la antítesis llena-vacía. Llama a Dios Sadday (que traducimos por el Todopoderoso), nombre frecuente en la época de los patriarcas y jueces, usado para el lamento y la queja. Noemí, creyente, sabe que Dios está detrás de todos los acontecimientos.[5]                                                                                                                                                                                                                                                                                             
22 Así fue como regresó Noemí, con su nuera Rut la moabita, la que vino de los campos de Moab. Llegaron a Belén al comienzo de la siega de la cebada.
-La fiel Rut, después que Noemí la ha llamado varias veces “hija mía” (11-13) ahora es simplemente “la nuera de Noemí”, y peor aún, para el pueblo de Israel, Rut es una extranjera – la moabita-.
-Siega de la cebada: en la primera quincena de mayo (Cf. Ex 9,31; 2S 21,9-10).El verso 22 cumple una serie de funciones estructurales en el relato, todas ellas complementarias. Unas funciones miran hacia atrás, otras hacia adelante. Hacia atrás porque forma inclusión formal y temática con 1,19 y también con 1,1, hacia adelante, v 22b introduce abiertamente al capítulo 2º y forma además una inclusión con su final 2,23 “siega de la cebada”.
- Esta señalización de la fecha es muy sugerente. El tiempo de la recolección es tiempo de plenitud y muy apto para simbolizar todo lo alegre y lo festivo en la vida humana: «Acreciste la alegría, aumentaste el gozo: gozan en tu presencia, como se goza en la siega» (Is 9,2)
Sin embargo esta moabita sabrá entrar en la historia de la salvación del pueblo judío. La alusión a la siega de la cebada prepara el próximo episodio.

II. COMENTARIO GENERAL AL CAPÍTULO 1
2.1 Ubicar el contexto histórico en qué fue escrito el libro
Algunos estudiosos comparan las afirma­ciones del libro de Rut con las distintas épocas de los pue­blos bíblicos y llegan a esta conclusión: el libro de Rut fue escrito hacia el año 450 antes de Cristo, o sea, cien años después del cautiverio.
¿Qué época era aquella? Nabucodonosor, rey de Babilo­nia, había destruido la ciudad de Jerusalén y asesinado a mucha gente. Parte del pueblo fue llevado cautivo a Babilo­nia, donde estuvo golpeado y explotado, casi cincuenta años. Al fin, Ciro, rey de los persas, derrotó al rey de Babilonia y permitió que el pueblo regresara a Jerusalén. Un pequeño grupo volvió dispuesto a organizarse nuevamente como Pueblo de Dios. A pesar de la buena voluntad, no tuvieron éxito. Desde la época del regreso hasta cuando se escribió el libro de Rut, esto es, durante más o menos cien años, poco consiguieron. La situación, en vez de mejorar, cada día se ponía peor. De esta situación de sufrimiento vivida por el pueblo después de volver del cautiverio nace el libro Rut.

2.2. Género literario
La inmensa mayoría de los autores piensa que se trata de lo que en lengua alemana se denomina Novelle, y que nosotros traduciríamos por “novela corta”, entendiendo con ello un relato breve, de argumento ficticio, simple y de pocos personajes. Rut es comparable a otras historias o novelas cortas de la Biblia, tales como el relato de José (Gn 37-50), la narración de la subida al trono de David (2 Sm 9-20) y otros libros bíblicos como Ester, Judit y Tobías.[6]


2.3. El esquema del libro

El esquema del libro según la Sagrada Biblia de la conferencia episcopal española sería el siguiente:
-       La desgracia: c.1
-       Rut y Booz: 2-3
-       Booz arregla el matrimonio con Rut: 4,1-12
-       El hijo de Booz y Rut: el abuelo de David: 4,13-22

En el marco del esquema del libro ubicamos la escena primera: vuelta de Noemí (1,1-22) (capítulo en estudio).
Cuando se contempla el cuadro inicial (vv 1-5) del libro de Rut a la luz del significado de los nombres de las personas que en él intervienen, resulta un retrato no sólo del presente sino también del pasado del pueblo; ayuda a entender más el sentido de su historia y la causa de su desgracia. Se va a  usar la llave de los nombres para abrir el sentido del pasado.
Elimélek = Mi Dios y Rey. El nombre de Elimélek es una verdadera profesión de fe del pueblo: "Mi Dios y mi Rey". Así era en el tiempo de los Jueces (Jue 8,23). Después, cuando el pueblo pidió un hom­bre como rey, el propio Dios reclamó y dijo: "Es a mí a quien han rechazado para que no reine sobre ellos"  (1 Sam 8,7). Pero el Señor, después de avisarles de los desastres que ha­rían los reyes, aceptó el pedido del pueblo y les dio rey (1 Sam 12,12-17). Y, como les había anunciado, la historia de los reyes fue desastrosa. Hizo morir la fe en Dios, Señor y Rey del pueblo. Por eso es significativo decir que ElimeléK murió (1,3).
Noemí y Mara = Gracia y Amargura. Son los dos nombres de la esposa de Elimelec. A partir del amor fiel de Dios a su pueblo se origina para ese mismo pueblo la Gracia. Reconociendo a Dios como Señor y Rey, el pueblo se convierte en la esposa graciosa de Dios. El profeta Isaías decía al pueblo: "Como el novio se casa con su novia, así el que te creó se va a casar contigo" (Is 625). Pero con los reyes humanos vinieron los desmanes, los robos y las de­sigualdades, contrarios a la Alianza celebrada entre Dios y el pueblo; y así la vida del pueblo perdió su Gracia y se con­virtió en Amargura (1,13); se hizo Mara, es decir amarga (1,20).
Majalón y Guilión = Desobediencia y Fragilidad. Israel y Judá, los dos hijos nacidos de la Alianza entre Dios y el pueblo, se olvidaron de que Dios era su Rey y Se­ñor, y se fueron detrás de otros dioses y señores. Por eso se quedaron en Desobediencia y Fragilidad. De hecho, los dos reinos, el del norte (Israel) y el del sur (Judá), se acabaron, y los que quedaron fueron llevados al cautiverio. Allí se mez­claron con otros pueblos, razas y religiones, casándose con mujeres extranjeras: Orfa y Rut. Perdieron sus memorias, sus raíces, su fe, su identidad, y murieron (1,5). Sin hijos, esto es, sin futuro, sin herederos y sin herencia. Y sin ma­rido, o sea, sin Dios; con una fe débil y dejando a su pueblo sin futuro y sin fuerza.
Esta manera de presentar la historia pasada, le revela al pueblo que la causa de su desgracia tiene dos aspectos, uni­dos entre sí. Un lado visible: el gobierno de los reyes fue un desastre para el pueblo. Otro lado escondido: el pueblo per­dió la fe en Dios, su Señor y Rey. Elimélek murió, la fe en Dios se debilitó y dejó al pueblo sin futuro y sin fuerza; y a Noemí, transformada en Mara, sin hijos y sin marido.

El cuadro inicial, además de todo esto, también convida al pueblo a tener esperanza, apoyada en lo que Dios hizo en el pasado y prometió para el futuro. Por ejemplo: "sucedió en el tiempo de los Jueces" (1,1), diciendo dos veces que quedó una mujer (1,3.5), sugiere que Noemí, es imagen de un pueblo su­frido, que se asemeja a una nación nueva.; "eran de Belén de Judá" (1,1), el libro re­cuerda la profecía de Miqueas que dice: "Y tú, Belén, aunque eres la más pequeña entre todos los pueblos de Judá, tú me darás a Aquel que debe gobernar a Israel" (Miq 5,1), sugiriendo así que la promesa del Mesías se realizará a través de la familia pequeña, errante y su­frida de Noemí, la viuda pobre de Belén.

El siguiente paso 1,6-22: es  VOLVER A LA TIERRA EN BUSCA DE PAN. El texto es como un tejido, que nos describe el primer paso en la reconstrucción del pueblo. Aquí  domina la palabra regresar. Se repite doce veces. Es una palabra clave, que no siempre tiene el mismo sentido.
Regresar significa volver al sitio de donde se vino. Para Orfá y Rut significa volver a casa de sus padres y permanecer en Moab. Para Noemí significa salir de Moab y regresar a la tierra natal en busca de pan. También significaba regresar a sus orígenes, a las antiguas costumbres, a la situación ideal del tiempo de los Jueces. Para Noemí, regresar no era la nostalgia de quien tiene miedo de enfrentar el futuro, sino que era lo mismo que convertirse, cambiar la vida y comen­zar a afrontar una situación.

¿Qué fue lo que le impulsó para comenzar a andar? Fue la noticia de la presencia de Dios. Dios visitó a su pueblo dándole pan. La fe en Dios y el deseo de pan, unidos entre sí, le mueven al pueblo a comenzar a caminar.
¿Quiénes comienzan esta caminata? Tres mujeres: Noemí, Orfa y Rut. Una de ellas pertenece al Pueblo de Dios y las otras dos son extranjeras. Es una mezcla de razas y reli­giones. Eran personas sin voz ni voto en la sociedad de esa época, porque eran mujeres pobres, viudas, extranjeras y sin hijos. Pero están unidas por la pobreza, por el deseo de pan, por lazos de amistad y parentesco y por su voluntad de estar allí en donde Dios visita a su pueblo.
Difícilmente se podrá encontrar un grupo más sincero y menos expresivo. ¿Quién tendrá la valentía de iniciar la re­construcción de un pueblo con un grupo así?
Rut decide quedarse con Noemí e ir con ella a su tierra (1,15-18).  El compromiso de Rut es radical. Ella no se vuelve atrás ni aunque se lo pida Noemí. Rut opta por Noemí por amor, sin ningún interés. No hay lucro ni ganancia a la vista, porque optar por un pueblo entregado a la muerte no tiene ventaja ninguna. Al contrario, esta opción le lleva a Rut a renunciar a lo que da alegría a la mayoría: casa y marido (1,9-13). El único interés de Rut es querer a su suegra y serle fiel. Ese deseo de fidelidad es lle­vado al extremo de una donación total. Un compromiso de esta profundidad madura poco a poco en la convivencia dia­ria, en la que se comparten las alegrías y tristezas del ca­mino.
Cuando Noemí comprendió que su nuera estaba decidida a irse con ella, acogió lo que vio en la vida de Rut. Vio la luz en los acontecimientos, aceptados e interpretados como mensajeros de Dios. Por eso, en lugar de mandarla, la reci­bió y entraron juntas en el Pueblo de Dios.
Iniciado en Moab, de regreso a la tierra en busca de pan, su camino termina cuando ambas llegan a Belén, nombre que significa Casa de Pan. Llegan a la casa del pan cuando comenzaba la cosecha (1,22). Tiempo de hartura, promesa de pan.

2.4. Líneas teológicas que se perfilan en la perícopa
La narración da pie a una lectura teológica rica en contenido y mensaje:
a) La acción trascendente divina, que sostiene y acompaña ocultamente toda actividad humana, aun la más insignificante y vulgar. Por esto Rut es un canto a la Providencia.

b) La misericordia de Dios en esta historia en la que Dios nunca habla ni realiza milagros, en donde se narra la misma sin elementos extraordinarios; el gran tema teológico en este capítulo en concreto gira en torno a los términos hesed o  misericordia (Rut 1,8;). Un marco de lectura creyente: en 1,6 dice el narrador «al enterarse de que el Señor había atendido a su pueblo proporcionándole alimento, Noemí decidió volver».[7]

c) La apertura universal. En consonancia con la tradición patriarcal de Abraham, el libro muestra que Yahveh, además de ser el Dios de Israel, es también Dios de pueblos como Moab, que no formaban parte de la elección y eran tradicionalmente menospreciados y odiados por Israel. Aceptar a Rut la moabita, en Belén, un pueblo israelita, y colocarla en la misma línea dinástica de David, es signo de la universalidad de Dios y de la vocación mediadora del pueblo de Israel.[8]

d) La historia de Noemí y Rut prepara la aparición de un nuevo paradigma, que no se acomoda del todo a ninguno de los paradigmas de parejas de mujeres del AT. Se trata de   Isabel y María en Lc 2,4; una pareja de mujeres cuyas historias y mutuas relaciones muestran un paradigma combinado (dos madres y dos hijos héroes y dos madres y un hijo héroe). Es un nuevo desarrollo de motivos antiguos, en donde la fe, que es la que mueve ambas historias (fe/incredulidad, no el linaje), triunfa sobre la ambición personal y asegura no sólo la supervivencia pacífica de la condición humana ordenada (Rut y Noemí), sino que, a través del nacimiento de los dos héroes, implica también la evolución de una nueva era socio-religiosa. La pareja de mujeres se apoya mutuamente. Encontramos comprensión en vez de hostilidad, ajuste al rol personal en la historia de cada una, en lugar de desajuste. Ello anticipa, en este caso positivamente, la relación de ambos héroes adultos, eliminando la lucha de poder y proponiendo su cooperación al fin último del Reinado de Dios[9].

III. APROPIACIÓN PERSONAL Y PARA LA PASTORAL
-¿Cómo tratamos a las personas extranjeras? ¿Reconocemos sus derechos y les brindamos las posibilidades de una vida mejor? ¿Las aceptamos y reconocemos los valores que traen consigo? ¿Cómo es mi fe en la providencia? ¿Qué me hace regresar a Dios? ¿Qué motiva releer mi historia de gracia y pecado para volver a mi centro, al amor primero? ¿Qué tipo de relaciones cultivo para que el amor cristiano sea un referente en mi vida y mis verdaderas motivaciones para amar estén centradas en Jesús y su Reino?

Esta obra, toda ella me ha impactado. No sólo por su contenido, sino por la profundidad de su mensaje. Misericordia, universalidad, providencia, fe y amistad están entrelazadas. Estas características no están aisladas unas de otras y Rut es un anticipo, un paradigma nuevo del verdadero rostro de Dios que se pone de parte del más pobre y abre caminos en el camino, cuando buscamos a Dios, como lo hicieron Noemí y Rut.

-Es una invitación a volver:
1. A la oración como espacio teológico para el encuentro personal, amoroso y sincero, con el maestro interior, como dice San Agustín, entrar dentro de sí para hallar la Verdad.
2. A la Palabra, como instrumento de discernimiento para descubrir el querer de Dios, en mi historia, con lo que soy, tengo, y me acontece.
3. A la Eucaristía donde Jesús se hace pan (Belén) abundante, que sacia mi hambre y me convierte en pan para los demás.

-Es una invitación a acoger lo diferente, que ya está contemplado en el Génesis cuando nos dice que Abel era pastor y Caín cultivaba el campo. Se trata de retomar lo ecuménico, la comunión. Considerar al otro como adulto que aporta al igual que yo, aunque de diferentes credos, maneras de pensar, opciones de vida.

-Es un llamado a la misericordia. No hay fe sin amor. En medio de la realidad de muerte hay que optar continuamente por la vida, empezando por uno mismo. La letra mata, el Espíritu vivifica nos dice S. Pablo. La solidaridad es el camino de la fraternidad y la construcción del Reino tal como nos lo muestra Rut y lo secunda Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, su verdadero rostro.

 Nieves María Castro Pertíñez. MAR



BIBLIOGRAFIA CONSULTADA

Biblia de Jerusalén. Ed. Descleé de Brouwer. S.A. 1976
Consejo Episcopal Latinoamericano. La Biblia de Estudio. Sociedades Bíblicas Unidas, 1994
Conferencia episcopal española.  Sagrada Biblia.  BAC, 2011
Navía, C. El Dios que nos revelan las mujeres. San Pablo 1998
González Lamadrid Historia,  Narrativa y Apocalíptica. Ed. Verbo Divino, 2000
González Lamadrid, Las tradiciones históricas de Israel. Ed. Verbo Divino, 1993
Mesters, C. Rut, pan, familia y tierra. Cuenca, Edicay. 1998
Schokel, Luis, A. La Biblia de Nuestro Pueblo. Ed. Mensajero 2007
     Vilchez , J, Rut y Ester. Ed. Verbo Divino 1998
Wenin, A. El libro de Rut. Aproximación narrativa. Ed. Verbo Divino, 2000







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[1] Vilchez J. Rut y Ester. Ed. Verbo Divino 1998 -  p. 68
[2] Wenin, A. El libro de Rut, Ed. Verbo Divino, 2000, p. 16
[3] Wenin, Ob. Cit. p. 16
[4] Vilchez, . Ob. Cit p.76
[5] Sagrada Biblia. Versión Oficial de la Conferencia Episcopal Española. BAC,  2011 p. 378
[6] González Lamadrid y varios, Historia, Narrativa y Apocalíptica., Ed. Verbo Divino 2000.  Parte IV. Narraciones bíblicas.  Mercedes Navarro p. 386
[7]  González Lamadrid, Ob. Cit. P.  391

10Ibib. P.  398

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