LA PALABRA DE DIOS Y EL ESPIRITU SANTO

“La  misión del Espíritu  Santo  en   relación con  la  palabra   son   las manos del Padre”.

La sagrada  escritura  es  la  que  nos  indica  la  presencia del Espíritu Santo  en la  historia de  salvación.  << 1 En  el  principio creó Dios los cielos y la tierra.  2Y la tierra estaba desordenada  y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. >> (Génesis)

        La  presencia  del  Espíritu, estaba desde el principio del  universo,  lo  vemos en  los  diferentes  libros del antiguo y nuevo  testamento.
En el antiguo  testamento  los  profetas  son  guiados  y  movidos  por  el  Espíritu.  “Es el mismo Espíritu Santo —desde el Génesis hasta el Apocalipsis— el que traería la revelación divina para la Dispensación de la Gracia.
        
En  varios relatos  del  Antiguo Testamento  se  nos habla  de  su presencia, él mismo le trajo la revelación divina a Noé para construir el arca, le trajo la revelación divina a Moisés para la liberación del pueblo hebreo, le trajo la revelación divina a  Abraham, a Isaac y a Jacob” 

      El   Nuevo  Testamento  inicia  con   la  vida  de  Jesús y se muestra cómo la  virgen  María lo concibió  por  obra  del  Espíritu  Santo.  
      Su   “MISIÓN  PUBLICA”  inicia  desde  que  desciende  sobre  Jesús  en  forma de  paloma,  Jesús  habla  y exulta  en este  mismo  espíritu. Desde  ese  momento,  con el  testimonio  de  Juan el  Bautista  <<He visto al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma y permanecía sobre Él >>  (Marcos 1. 32), vemos  que  Dios  ha  estado desde  siempre  con su  pueblo,  su  misión  desde  el  principio es  acompañar,   guiar,   amar  a la  humanidad. El espíritu  de   Dios  se ha  encarnado en  Jesús   para  enseñarle  a su  pueblo a  vivir en comunidad,  en  fraternidad.    

1 En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.   << 2  Él estaba en el principio con Dios. 3 Todas las cosas fueron hechas por medio de Él, y sin El nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. 4 En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. 5 Y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron.
6 Vino al mundo un hombre enviado por Dios, cuyo nombre era Juan. 7 Este vino como testigo, para testificar de la luz, a fin de que todos creyeran por medio de él. 8 No era él la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz.
9 Existía la luz verdadera que, al venir al mundo, alumbra a todo hombre. 10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de Él, y el mundo no le conoció. 11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. 12 Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, 13 que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios.>>

      Por  último el Espíritu  desciende  sobre  los doce apóstoles,  reunidos  en oración  con  María el día de pentecostés  y  les  anima  a  la misión de anunciar  a  todo los pueblos la Buena  Nueva.  Amar a  Dios sobre  todas  las  cosas   y al  Prójimo  como  a  uno  mismo.   

       
La  palabra  de Dios  se expresa  con  palabras  humanas  gracias a  la  obra  del  Espíritu  Santo.  La  misión  del  Espíritu  y  la  palabra (Hijo)  son  inseparables  pues  constituyen  una  sola  economía de la  salvación. 

Este tiempo de  Navidad  me  hace  reconocer  la  grandeza  de  Dios  y su  amor  eterno  para  con nosotros.  Dios  Trino, PADRE  HIJO  Y ESPÍRITU  están  desde siempre  con la  humanidad  trabajando para  el  bien  de  todos,    tanto  fue  su  amor  que siendo  Rico, Divino y Santo  se  hizo uno  en medio de  nosotros  para enseñarnos a  vivir  hasta  el  punto  de morir  entregando su vida por nuestra salvación, de esta manera, nos enseñó  la  importancia  del  amor  y el  perdón. Me  invita  a contemplar  el gran  misterio de su encarnación, me  invita  a  ser  humilde  y  sencilla  como  ese  niño en brazos de  Dios  padre que  me  ama  y  me  llama  a  seguir  su  ejemplo  trabajando  para  los  demás, dando  testimonio  de  su presencia  ante  los que  no  le  conocen  ni le  aman.  

GREGORIA  MARIA  CHUC
NOVICIA  MAR

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