REFLEXIÓN: LA PLEGARIA SILENCIOSA
Le pedí fuerzas a Dios para poder llegar más lejos,
y me hizo más débil para que aprendiera
humildemente la obediencia.
humildemente la obediencia.
Le pedí salud para poder hacer grandes
cosas, y me hizo frágil para que hiciera
cosas mejores…
cosas, y me hizo frágil para que hiciera
cosas mejores…
Le pedí riquezas para ser admirada por todos
y me dio la
debilidad,
para que pudiera sentir la necesidad de Dios…
para que pudiera sentir la necesidad de Dios…
Le pedí todas las cosas para gozar de la vida,
y me fue dada la vida para disfrutar de todas las cosas…
y me fue dada la vida para disfrutar de todas las cosas…
No tengo nada de lo que pedí, pero sí
todo lo que esperaba. Mis silenciosas plegarias fueron escuchadas.
todo lo que esperaba. Mis silenciosas plegarias fueron escuchadas.
Muchas veces le pedimos a Dios aquello que creemos que es “lo mejor” para
nosotros, pero en realidad lo que
necesitamos es otra cosa que sólo Él sabe darnos.
Debemos aprender a
esperar siempre en la voluntad de Dios y no en la nuestra, así veremos la
riqueza que tenemos.
“NO ES RICO EL QUE MÁS
TIENE, SINO EL QUE MENOS NECESITA” (San
Agustín)
Comentarios
Publicar un comentario