LA DURA NOCHE OSCURA
Durante la primera semana de Pascua los relatos del
Evangelio nos han venido presentando diferentes cuadros en los que hemos podido
darnos cuenta de cómo estaban los discípulos después de la muerte de su
Maestro, incluso hasta hemos podido percibir sus estados anímicos, en cierta
forma podemos decir que estaban pasando el peor momento en su seguimiento a
Jesús, porque no solo corren el riesgo de ser aprendidos por las autoridades
judías, sino que corren el riesgo mayor de perder definitivamente la esperanza
en que Jesús fuese el Mesías Libertador del pueblo de Israel.
Podríamos decir de cierta manera que los apóstoles estaban
pasando su dura noche oscura, de entender del por qué el enviado de Dios
terminase en una cruz como el peor de los criminales de su tiempo. Por eso solo
los que hemos pasado la dura noche oscura debido a nuestras confusiones y
angustias ocasionadas por nuestros quebrantos emocionales, necesitamos
despertar para vivir la reconciliación de nuestras heridas emocionales, mediante
la Luz salvadora de Jesús Resucitado, única verdadera guía y alivio para el
alma que vive en la oscuridad.
Cuando Jesús
vence victoriosamente a la muerte se deja ver por los suyos. A su encuentro,
los conforta y anima, les da su paz y los invita a salir de donde están y en el
estado en que se encuentran. Por eso, al volver a
Jesús en medio de estos afectos desordenados, representa para nosotros la
fuente plena de restauración en Quien estamos seguros y puede «hacer
nuevas todas las cosas», de reestablecer no solo la paz interior sino también
la armonía de nuestro entorno, de nuestra propia fe y ser capaces de dar a
conocer las maravillas que el Señor Resucitado hace cada día en nuestras vidas.
Por eso es preciso recordar y tener siempre presente que
cada situación por más difícil que parezca si volvemos al Señor siempre
encontraremos una solución y en esa solución el Señor nos da la gracia de la paz
y la armonía, pero siempre con el compromiso que nos lo recuerda en el
evangelio cuando dice: “Yo les he dado el ejemplo, para que ustedes hagan lo mismo.”.
(Jn. 13:15)
Cruz M. Ajpacajá
Novicia MAR
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