LA CAPACIDAD DE DECIDIR
Querido
hermanos en nuestra vida siempre tenemos que decidir, ya sea el bien, lo mejor
para mí y para los demás o el mal, el queriendo decidir qué hacer con el otro, más
aun, decidiendo por su propia vida cargados de prejuicios. Existe una gran
tendencia a juzgar a los demás. Resulta que nosotros siempre haríamos lo
debido, escogiendo la mejor opción.
La vida nos plantea situaciones que debemos
resolver y, a veces, no sabemos cómo hacerlo. Cada respuesta que damos nos
lleva por un camino que no sabemos qué nos deparará, para ello, es
importante tener coraje y tomar una decisión, la que sea. Toda indecisión no
puede sino mantenernos estancados, la duda nos impide avanzar.
Por eso,
en el instante de tomar una decisión, puede surgir la imposición de otra
persona para dirigir nuestros pasos hacia donde ella quiere y no necesariamente
nosotros queremos. Por supuesto, todo esto no quiere decir que no tengamos en
consideración las opiniones de los demás, que pueden ayudar a perfilar la
respuesta más adecuada ante la disyuntiva que se nos muestra. Es ahí donde
sale a la luz la empatía que se tiene hacia el otro; es decir, la capacidad de
ponernos en su piel. Ante un mismo hecho no se podrá actuar de la misma forma,
dependiendo de las circunstancias que nos rodean en ese momento
De ese modo, podemos decir que una persona que toma sus
propias decisiones y, por ello, las riendas de su vida, ha dado un paso muy
importante en su autoafirmación como individuo.
(Carlos Canyelles)
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