Conociendo Casanare...

Las oportunidades son calvas, dicen, y hay que agarrarlas por los cabellos… Con motivo de la experiencia apostólica de nuestra hermana novicia Ma. Isabel Pantoja, tuvimos la oportunidad de conocer las comunidades de Yopal y Tauramena en Casanare. Las hermanas Nieves Mari Castro y Soraida Córdoba y las novicias Yolenny Ramírez y Brenda Ovalle iniciamos el viaje el pasado sábado 26 escuchando en radio María y rezando el oficio de lectura, laudes y el rosario; todo ello conjugado con los maravillosos paisajes elevaba rápidamente el alma hacia Dios. Nos tomó unas ocho horas llegar a Yopal, pero disfrutamos mucho contemplar y conocer Los Llanos, tierra llena de historia para la familia Agustino Recoleta, tierra que lleva las huellas de san Ezequiel Moreno.
Hacia las cuatro de la tarde las puertas del Hospital de Yopal se abrían para recibirnos, al igual que el corazón de nuestras hermanas Claribel Cardona, Noemí Ríos, Ana Sixta Torres, Aura Arenas y Ma. Isabel Chávez, quienes conforman esta comunidad, nada como llegar a casa.  Allí estuvimos menos de 24 horas pero fue suficiente para compartir con las hermanas, comunicar experiencias, escuchar testimonios, rezar y comer juntas… en fin, muy agustinianas! Pudimos además conocer las instalaciones del hospital, intercambiar palabras de ánimo con pacientes y familiares y participar de la Eucaristía en la Catedral.     
El domingo después de un delicioso almuerzo al aire libre partimos hacia Tauramena; allí nos recibieron las hermanas Rosa Susana Báez y Sara Gómez, quienes con Esperanza Machuca conforman esta comunidad, aunque esta última se encontraba en Bogotá por asuntos de salud. Nos vimos también con la hermana Verónica Amaya quien se encontraba de vacaciones.
Instantes después de la llegada, la hermana Rosa Susana nos invitó a conocer la finca San José; de allí regresamos cargadas de plátanos, bananos, yuca y naranjas.  Pasamos una noche comunitaria muy agradable y descansamos muy bien, aunque no todas disfrutamos del calor llanero.  El lunes temprano, después de rezar y desayunar, nos esperaba el camino de regreso, con una parada en Monterrey.
Fue un fin de semana cargado de gratitud a Dios por permitirnos ensanchar los lazos de fraternidad y profundizar en el conocimiento de la obra apostólica de la Congregación; y que sin duda enriquece particularmente esta etapa de Noviciado. 

Yolenny Ramírez



Comentarios

Entradas más populares de este blog

LA SENSIBILIDAD ESPIRITUAL

No llores si me amas. Carta de San Agustín a su madre (Santa Mónica).

Lectio del Domingo de Ramos Marcos 11, 1-10