RECORDANDO A CLEUSA



Imposible no recordar hoy a nuestra querida hermana Cleusa en el aniversario de su Pascua.  Ella fue profeta. Optó por los pobres. A veces pienso, que no sabemos qué hacer con los mártires siendo ellos los que más profundamente han optado por los pobres y quienes mejor reproducen la historia de Jesús de Nazaret.  

Hay un llamado en Cleusa al corazón de la Congregación. ¿Dónde está nuestro corazón? ¿Dónde estamos fijando la mirada? Estamos invitadas a mirar al presente ciertamente, pero hay que volver a mirar al pasado, fijándonos en esta mártir.  Ella vivió y nutrió su existencia de una fuente de agua viva. “Es preciso que El Reine” decía con frecuencia. ¿Mi vida tiene a Cristo como Rey? ¿Está centrada en El? ¿Es su proyecto mi pasión? Dejemos que la vida de Cleusa nos interpele desde este testimonio: “Era un alma de profunda y constante oración, entrega a Dios por completo, libre en el amar, en el pensar, en el actuar, valiente en la entrega, en la donación y en el riesgo, realizada en su vocación y sobre todo, humilde. Ella no tenía nada que perder, se había vaciado de sí y por eso estaba llena de Dios”.[1] Que en este domingo donde recibimos de Jesús el mandato del amor, seamos capaces de vaciarnos de sí mismas y poner toda nuestra vida al servicio del Evangelio como lo hizo Cleusa, hasta dar la vida, si es preciso.


[1] Ir. Cleusa Carolina Rody Coelho. Testimonio Hna Rosa Lòpez. P. 60

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