JESÚS COMO FORMADOR (es el que nos da el criterio para toda formación).

Jesús enseñaba a la gente a leer su vida con otros criterios, pero que  eran puramente humanos, o mejor, auténticamente humanos. Él se sitúa en el plano de leerles la vida. Él vino a leer la vida de otra manera y Pablo hace esto, leer su vida humana que la expresa de forma casi vanidosa pero desde Jesús.

A Jesús le dicen que juzgue la vida, y él dice que no, que vino a leer la vida. La abundancia de bienes no da seguridad a la vida. Pablo miraba su situación de forma casi vanidosa…”miren todo lo que yo soy”…exponía su realidad tal como era; pero mirando frente a Jesús, todo lo consideraba como en un segundo plano...por eso aceptó perderlo todo con el fin de ganar a Jesús.
Toda formación tiene que partir de una lectura de la vida. Debemos enseñar a los jóvenes a leer la vida desde Jesús. Toda formación humana y educación buscan que aprendamos a relacionarnos para ser personas. Sin la relación yo no soy persona.
Octavio Paz decía en un poema: “para ser yo, he de ser otro; salir de mi buscándome en los otros, los otros que no son si yo no existo; los otros que me dan plena existencia”.

 QUÉ ES LA LECTURA DE FE?  es una manera de acercarse a la realidad. Hay tres maneras de acercarse:
La sacral: es la que hacemos en la actitud religiosa. Esta actitud es aquella en la que la relación entre la vida y Dios es de manera inmediata.
Yo relaciono directamente lo que me va pasando con Dios. Es la típicamente religiosa, es lo que decía Job: “Dios me lo dio, Dios me lo quitó”. Todo lo que pasa es porque Dios lo manda o lo permite. Esta es la actitud espontánea de toda actitud religiosa y todos tenemos esta actitud. Esto es un gran valor. Después hay que mirar cómo  complementarlo desde otra perspectiva. Toda persona religiosa cuando le pasa algo, refiere esto a Dios. En  2 Cor 12,7  está marcada lo que es la actitud religiosa. Pablo acaba de recibir una revelación, pero cuando baja a tierra, ya tiene el callo que le aprieta. “Le rogó a Dios que se lo quitara”; esta es la mirada sacra.

La racional: es la mirada en la que nos enfrentamos con argumentos puramente racionales. Cuando pasa algo, buscamos unas razones que nos expliquen. “¿Por qué me pasó esto?
La manera de la fe.  Une las dos anteriores. Principia por una actitud racional y abre esa vida a Jesús y descubre ahí la presencia, la acción y el mensaje de Dios.

Toda la actitud de Jesús y manera de enseñar es una manera de fe. Ejemplo en Lc 10,17: Jesús envió a los discípulos…cuando vuelven, le dicen los discípulos: “¡Señor nos fue muy bien!”…Jesús les juzga la realidad pero para comprenderla. ¡Eso fue fabuloso!, les dice,  pero no se queden ahí, lo más importante no es que ustedes juzguen (razón), sino que vayan más allá….”que sus nombres estén inscritos en el cielo”.
Jesús, es un hombre de Dios, esto lo vio bien claro la gente. La gente no vio a Jesús ni como un reformador religioso ni como un líder social, sino como un profeta; pero Jesús enseñó la religión de otra manera. Esta manera es  la que se nos perdió en el S.IV. Jesús tiene una manera absolutamente original de mirar lo religioso. La religión está en la vida. Por eso vino, a formarnos desde la vida pero con los criterios del Señor. De ahí nace la oración en Jesús. El pasaje de Lc 10,21 así lo revela.

Jesús dice que hay tres prácticas: ayuno, oración, limosna, pero ¡háganlo a la manera mía! El escándalo de Jesús fue que siendo tan religioso no enseñara lo religioso.
En toda  formación hay que partir de lo humano no de  lo religioso. El problema son los criterios que tenemos para partir desde lo humano, y además que lo que hagamos desde lo humano no lo leamos desde Jesús.

Lc 5,36: Juan Bautista  enseñó el ayuno, la limosna , las oraciones…los discípulos de Jesús no hacen más que comer y beber…Si a ustedes le ponen una tela vieja se daña…a vino nuevo, odres nuevos..
Gal 5,22: Habla Pablo de los frutos de la carne y luego de los frutos del Espíritu Santo. Dice nueve  frutos del Espíritu Santo y ninguno de ellos es religioso, sino todos son actitudes  humanas. La referencia en la lectura de fe es Jesús. El nos da una manera propia de mirar la vida.

Volvamos a estas tres miradas que son auténticas, pero las dos primeras tienen un aspecto muy positivo y a la vez muy negativo.
La sacral:  Valor positivo porque le ayuda a la gente a enfrentar sus situaciones de una manera rápida y fácil y situaciones en la que la razón no sirve  para ello.
Valor negativo: anula el juicio crítico que la persona tiene sobre la realidad. Y no tomo conciencia de que el mal está producido por la mala voluntad mía o de los otros. No se da cuenta la gente que esto tiene unas causas muy directas positivas y negativas.

La racional: Valor positivo: este es el gran valor de la secularización. La Iglesia tiene pavor a esta situación; pasar de una situación sacral a una secular, pero es lo mejor que nos ha pasado. Si tanto tapamos durante siglos, ahora es el momento de destaparlo. Desde el siglo II dice que la iglesia es casta y prostituta (Orígenes), siempre nos habían dicho que era casta. Ahora se despierta todo el juicio crítico. Pero tiene una doble limitación: primero es que lo racional no va muy lejos, y segundo que todos los hechos tienen muchas interpretaciones, no una sola y no cualquier interpretación.
Esto es lo que llaman ahora: la falacia objetivista. La razón es fabulosa, pero esta no va muy lejos.
Todas estas razones que venían del poder nos obligaban a bajar la cabeza. Hoy nos damos cuenta que todas las razones son válidas pero cortas. La razón nos está quemando. Cuando frente a la realidad me encierro en la razón, ésta  se agota en la razón. La razón es pobre, por eso el mundo secular es bueno pero está quebrando la mente. Se rechaza  a Dios, y por ello se rechaza una mirada más profunda de la realidad.

Un hecho puede tener varias interpretaciones y pueden  ser buenísimas pero desde una perspectiva. Todo lo científico  tiene el valor absoluto. Este es el famoso relativismo que a la iglesia le da pavor porque no lo entiende. Una cosa es el relativismo y otra lo relativo. Pasar de la cabeza al corazón es voltear todo. Pero el mundo de Jesús fue el mundo del corazón, de la relación y de lo humano. Lo que pasa es que seguimos mirando la realidad con los criterios de antes.
Una idea de mil años se cambia en minutos y una práctica de mil años solo se cambia en mil años.

Necesitamos una pedagogía para ubicarnos. Un famoso científico francés  dice que  “durante siglos toda la formación y la educación se hizo desde la razón con la razón”. En la época del 70 pasamos al otro extremo: “desde el corazón con el corazón”. Ahora desde lo social, hay que educar “desde la razón con el corazón”. Y en el plano de lo personal-interpersonal hay que educar desde el corazón con la razón.
Toda la educación anterior en la formación se hacía desde la razón con la autoridad.
Si yo quiero que los principios lleguen a la persona, debo tener una actitud de cariño para hacerles pasar todo por el corazón.

La educación (intuición de S. Juan Bosco) ha de ser desde la razón con el corazón, es decir, desde las relaciones.
La lectura de fe une los dos. Tiene que destapar la razón y que cada uno diga cómo lo ve, pero no quedarnos allí; hay que  ir más allá. Abrirnos a los criterios de Jesús implica qué entendemos por fe: (Cfr. 2Cor 12, “mi gracia te basta, porque mi poder se desarrolla en la debilidad").

Apuntes tomados del P. Federico Carrasquilla en el Curso de Formadores. Bogotá 2013

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