LECTIO DIVINA VI DOMINGO TIEMPO ORDINARIO CICLO A- Mt 5,17-37
Hoy, las comunidades de Bogotá se reunieron en la casa Provincial para hacer el retiro de mes según la propuesta de los talleres de oración agustiniana. Se realizaron tres talleres dentro del retiro. |
CONTEXTO
Jesús se pronuncia
con firmeza acerca de la validez de la ley que habiendo jugado con un papel muy
importante al comienzo de la historia, no puede ser desechada sin más, sino que
debe ser asumida como parte de la Escritura normativa para Israel y para la iglesia.
De modo que se puede hablar de una reivindicación de la ley e incluso de una
nueva comprensión y revaloración de la misma. El discípulo de Jesús no se
entiende al margen de lo prescrito en el Antiguo Testamento, sino que lo recibe
con gratitud como su herencia, aun cuando la observancia no sea la misma pues
ahora la clave de lectura es el mismo Jesucristo. Al llegar el Mesías, al
tiempo que la ley alcanza su plenitud de igual forma es rebasada.
¿QUÉ DICE EL TEXTO?
En aquel tiempo,
dijo Jesús a sus discípulos: Os lo aseguro: si no sois mejores que los
letrados y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos. Habéis oído que se
dijo a los antiguos: no matarás, y el que mate será procesado. Pero yo os digo:
todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Habéis oído el
mandamiento «no cometerás adulterio». Pues yo os digo: el que mira a una mujer
casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior. Sabéis que se
mandó a los antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus votos al Señor”. Pues
yo os digo que no juréis en absoluto: A vosotros os basta decir sí o no. Lo que
pasa de ahí viene del Maligno.
Este texto es continuación de los dos domingos anteriores en
cuanto que los destinatarios de las palabras de Jesús son los mismos que hace
dos domingos eran declarados bienaventurados y el domingo pasado eran
designados sal de la tierra y luz del mundo. Sin embargo, el texto trata de
Jesús y de sus relaciones con la Ley y los Profetas. De estas relaciones se
habla a dos niveles, por lo que podemos dividir el texto en dos partes.
Ley-Profetas designan el
pasado transmitido hasta el presente de los individuos, la tradición viva del
pueblo judío, las estructuras en las que el judío individual vivía. ¿Cómo
fueron las relaciones de Jesús con esas estructuras? No de supresión sino de
profundización, hasta dar a esas estructuras su sentido último y definitivo. La
relación de Jesús con las estructuras no fue de enfrentamiento o de negación,
pero tampoco fue de conformismo, de aceptación mecánica o de repetición
literal. Fue una relación de búsqueda de sentido positiva y enriquecedora.
Segunda parte (vs.21-37). Cuatro ejemplos prácticos de la relación de Jesús con
el conjunto normativo que le tocó vivir.
En los cuatro se reproduce
un mismo esquema: Se ha dicho... yo os digo. Un esquema que avanza no por
abolición o supresión de lo dicho, sino por ahondamiento y enriquecimiento de
lo dicho.
Nos hallamos ante un texto
clave. El eterno problema de lo antiguo y lo nuevo, la tradición y la
innovación, las estructuras y el individuo. Texto capital para la línea de
actuación en él señalada, en su doble vertiente teórica y práctica. Texto
programático por pertenecer al discurso de la montaña. Texto a seguir
practicando en toda su dinámica. Todo letrado que entiende del Reino de los
cielos se parece a un padre de familia que saca de su arcón cosas nuevas y
antiguas (Mt/13/52). También estas palabras son exclusivas del Jesús de Mateo.
La cuestión se ve que le preocupó al evangelista eclesial.
¿QUÉ ME DICE A MI EL TEXTO?
Me fijo en “No matarás”: ¿sólo se mata con las armas? ¿Y las peleas? ¿Y los insultos? ¿Y
los pleitos? Hay palabras y actuaciones que matan. La reconciliación debe ser
algo previo a todo tipo de cumplimiento religioso.
Me fijo en “No cometerás adulterio” Hay que tener también un corazón limpio y desinteresado. Ojos
limpios para tener la mirada de Jesús; para que la codicia y la avidez no nos
hagan apropiarnos de lo que no es nuestro o envidiar lo ajeno y desearlo para
sí, en exclusividad.
Me fijo en “No jurarás en falso”, cumplirás tus votos al Señor (Lv 19, 12; Nm 30, 2; Dt 23, 21). Está
mal jurar a sabiendas de que lo que se jura es falso o no se va a cumplir.
Pero, ¿hay que estar poniendo siempre a Dios por testigo o garante de que lo
que se dice o promete se va a hacer? ¿Somos por nosotros mismos incapaces de
cumplir lo que decimos y prometemos? ¿Somos tan inmaduros que necesitamos de la
ayuda de Dios para que se nos crea?
Me fijo en Jesús que reconoce el A.T. como palabra de Dios, pero no
como palabra definitiva, ya que para pronunciar precisamente esta palabra
definitiva vino él al mundo. Con su vida y sus opciones nos muestra que la
plenitud de la Palabra está en el amor. A veces, nos complicamos la vida con
nuestras propias normas, leyes. Todo es más sencillo desde el amor. El que ama:
arriesga, se entrega, se compromete; perdona siempre y siempre está en actitud
de reconciliarse, aunque eso cueste mucho. Si nuestras normas no miran a
hacernos más humano/as ¿de qué sirven?. De que me sirve cumplir con horas de
liturgia y comunidad si después no comparto mi vida con el hermano/a cercano/a?
¿Qué conciencia tenemos de que el otro es mi otro yo? Si Dios me habita,
también habita, de igual manera, en el otro; entonces, ¿por qué no voy más allá
de lo que veo y me encuentro con el Dios que habita en mi hermano/a y que es el
mismo Dios que a mí me habita?
Jesús da cumplimiento en su
vida a todas las profecías. Todo lo que en Antiguo Testamento tenía un carácter
transitorio queda ya cumplido con la venida de Cristo y, por lo tanto,
superado; el culto sacrificial del antiguo testamento cede ante el sacrificio insuperable de la
cruz. Así, si hacemos una relectura a
la luz de Cristo, todo alcanza otra dimensión porque todo está mediatizado por
el amor de Cristo. Lo que no me ayude a amar a Cristo y a los hermanos no me
sirve para nada. Jesús es la norma
suprema de nuestra vida…desde allí es que tengo que proyectar mi ser y mi
actuar. Si Cristo no me humaniza, ¿a que Cristo entonces estoy siguiendo?.
Humanizar y ser humano solo nos lo enseña Jesús viviendo como él, puesto que
nacemos hombres pero en el camino, siguiéndole a él, nos hacemos humanos. Pero,
ojo, ¿cómo mido que cada día soy más humana? Solo si actúo, pienso, existo y me
vivo a la “manera de Jesús”. ¡Qué tristeza que nuestras relaciones sean la
mayoría de las veces frías, indiferentes, y no metamos el hombro para construir
la nueva civilización (comunidad) del amor!.
Cristo es el perfecto
cumplidor de la Ley, porque la ha cumplido con un amor cuya única medida es no
tener medida. "Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó
hasta el extremo" (/Jn/13/01). Nos amó hasta el colmo, hasta el sacrificio
de su vida. Esta es la Nueva Ley del cristiano. No hay que preguntarse ya hasta
dónde es posible llegar sin pecar, sino cómo es posible llegar hasta el límite
del amor. Porque la Ley comienza con "No matarás", pero se cumple y
se perfecciona cuando uno está dispuesto
a morir por sus enemigos.
¿QUÉ
ME HACE DECIRLE EL TEXTO A DIOS?
Señor, si me hicieras hoy un examen, a
la luz de esta palabra, estaría suspendida. ¡Qué difícil es tu enseñanza! ¡Qué
difícil es hacerle la contra a todo aquello que nos trabaja por dentro y no nos
quiere llevar a tu amor!; y nos desestabiliza; y nos forja en jueces de los
demás; en asesinos del amor porque nos quedamos en la apariencia, y no
permitimos a nuestro corazón que seas Tú el que ames en él. Sí, Señor, hoy
estaría suspendida; Necesito tu gracia cada día para ir más allá de lo que hay
que cumplir; puesto que si me quedo en la norma me vuelvo intransigente, e
intolerante; y ¡cuánto daño hace esto!. No permitas Señor, que me divorcie de
tu amor; que te dé la espalda pues tú siempre me amas con amor eterno y buscas
las mil maneras para encontrarme. Que yo no me divorcie de mí misma, que en ti,
mantenga tal unidad que eso permita también a los demás vivir en unión y
fraternidad. Que yo no tenga que jurar, y que mi palabra sea auténtica, y
resuene a integridad; Tu que conoces los entresijos de mi interior, y conoces
todas mis acciones dame esa dosis de purificación para que lo que hay en mí sea
auténtico porque procede de ti. Dame tu amor, para que ame profundamente con la
misma manera que tu amas; que el amor en mí se haga escucha, compasión,
tolerancia, disculpa, cercanía, donación, perdón, para que así no tenga que
adulterarme, ni divorciarme, porque el amor todo lo puede, todo lo soporta,
todo lo espera, todo lo disculpa, y porque es tu Amor el que siempre permanece.
Nieves María Castro Pertíñez. MAR
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