Hermana Cleusa Carolina Rody Coelho



En este día 12 de noviembre nosotras las MAR, celebramos con júbilo el día en que vino al mundo nuestra hermana Cleusa Corolina Rody Coelho.

Su vida transcurrió en total donación y entrega a Dios y a los hermanos, hasta culminar en el martirio por la causa indígena. Has sido martirizada, pero la “Tumba” está vacía, has resucitado;  su testimonio y su memoria descansan en los  corazones  de todos aquellos que la conocieron  personalmente pero a la vez  inquieta los corazones de aquellos que hoy siguen luchando por la misma causa. Ella continua viva y con su vivir, alegra hoy nuestro vivir.

Nació en Cachoeiro de Itapemirim, Estado de Espíritu Santo, Brasil, el 12 de noviembre de 1933. Terminados sus estudios de Magisterio ingresó a nuestra comunidad M.A.R. el 4 de febrero de 1952. Hizo la profesión el 3 de octubre de 1953 y sus votos perpetuos el 3 del mismo mes en el año 1958.

A partir de su opción por la vida consagrada como M.A.R. y convencida radicalmente de que su vida no era suya sino del Jesús que ella contemplaba y amaba en los más necesitados, dedica su tiempo y su persona a los indígenas, leprosos, ancianos, menores abandonados, encarcelados, enfermos…

 A partir de 1984 la hermana Cleusa se compromete, con todas sus consecuencias, en la defensa de los indígenas de la región, los visita, orienta, evangeliza con respeto de su cultura, los defiende y acompaña cuando sus derechos son conculcados por los poderosos. Así hasta su muerte, vive con humilde tesón y constante creatividad la pasión de su vida: amar y estar junto al más necesitado, al que sólo cuenta para ser explotado.

 Estas actitudes van creando hostilidad hacia ella. Surgen amenazas de muerte, primero camufladas, poco a poco descaradamente. Y la van cercando, hasta que el 28 de abril de 1985, las aguas del río Paciá, a unos cuantos kilómetros de Lábrea-Am- Brasil, en la selva cercana, se enrojecen con la sangre derramada por amor. Ella “Amó más la vida de sus hermanos que la propia y por eso la mataron. La mataron, sí; pero no le quitaron la vida, porque ya la había donado para que Cristo reinase”.

Francisca Braga. Novicia MAR

Tumba de Hermana Cleusa.
Comunidad Nuestra Señora de Fátima
Lábrea- AM Brasil



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