EL CÁNTARO DE BARRO
Realizando un trabajo sobre el estudio de la Biblia, me topé con un texto de Mamerto Menapace, titulado “El cántaro de barro”, inspirado en Jeremías 18, 1-12. Esta lección hacía una invitación a confrontarlo con la vida propia y es lo que hice.
Al
comenzar la reflexión descubrí varios aspectos importantes, los cuales quiero
compartir con ustedes:
ü Dios continúa llamando. Dios me llama a reconocerme una vez más creatura suya, a
confiarme en sus manos de Alfarero; sin miedo a equivocarme, aceptándome tal
como soy, pues soy obra de Dios y por lo tanto lo que actúa en mí es su gracia
y solo eso, a mí nada me pertenece.
ü Un Dios desconcertante y fiel. Dos aspectos a
resaltar en este punto. El primero, el Señor puede cambiar de planes, por lo tanto
puede comenzar a moldear de nuevo su obra, eso sí, siempre y cuando dejemos el
barro en sus manos y no intentemos nosotros mismos rehacernos de nuevo, como
mencioné antes la gracia de Dios es la que nos rehace. Y segundo, el tiempo de
Dios no es el tiempo del hombre, esto lo he ido experimentando a lo largo de mi
proceso vocacional; en ocasiones quisiera correr y solucionar todo de un día a
otro confiando en mis propias fuerzas y lo único que consigo es cansarme y
estrellarme. Pero no, Dios es quien sabe lo que realmente le conviene a cada
quien y a su debido tiempo.
ü El Proyecto de Dios. Aquí quisiera citar las
Bienaventuranzas (Mateo 5,3-12), que para mí son el resumen de este Proyecto
divino. Es una invitación a revisar mi historia de vida y ver mi realidad
actual, ¿Cómo estoy viviendo en mi persona este Proyecto? Descubro que aún hay
cosas que afianzar, que tengo que confiar más en mí misma, esto quiere decir
romper esquemas, miedos, ataduras que me impiden entregarme en una totalidad a
mi Señor, a su seguimiento.
ü El amor de mi Dios. Hay una canción que dice: “Un amor que habla en el silencio un amor
tan frágil como el viento. Ese es el amor de mi Dios. Un amor que va de puerta
en puerta y bajo sonrisas Él te espera. Un amor que siempre está esperando, sin
importar quién es ni hasta cuándo”. Así es como experimento el amor de mi
Dios en mi vida, en mi historia, es un amor que siempre está presente, no
importa cuántas veces me aleje, Él está ahí en el silencio, no se presenta como
un terremoto, sino en la delicadeza en la brisa suave, envolviéndome y
llevándome a su Corazón.
Finalmente
comparto el texto de Mamerto Menapace:
Amasar con cariño
mi tierra,
aceptando el
fracaso parcial,
entregar a la
historia mi barro
hecho cántaro pleno
y total.
Lo que siento
tapera en mi vida,
para Dios es etapa,
tal vez,
provisorio proyecto
de barro
que cacharro algún
día ha de ser.
En sus manos mi
greda se afina,
se hace pasta capaz
de moldear,
va creciendo
despacio por dentro,
va dejando
proyectos atrás.
¡Cha que es duro
creer en la historia
y aceptar los
proyectos de Dios!
Esperar en silencio
su fuego,
el que El para mí
destinó.
Desde el fuego
final de la muerte
hecho cántaro
regresaré,
en vasija, silencio
y servicio
para el pueblo que
habrá de nacer.
Miriam
Viviana Horta Novicia MAR
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