El “sí” a la vocación específica: un “sí” a otras llamadas
Considero
que uno de los regalos de Dios más
preciados para los seres humanos es empezar el camino de identificación con la
primera vocación, la de vivir. Empezar a
caminar en la respuesta de las cuestionantes ¿para que nací? ¿qué quiere Dios de mí?, entre
otras posiblemente iguales o más profundas.
En
todo esto Dios sale a nuestro paso, como siempre, llamándonos a compartir cada
momento de nuestra vida con Él, que es la Vida de nuestra existencia. Reconozco este paso de manera especial en el
proceso vocacional inicial.
Ante
la afirmación “Todos estamos llamados a ser santos, en distintos caminos vocacionales”
y la pregunta “¿cuál es el tuyo?”, Dios
me concedió el deseo de descubrir cuál era este camino específico en mi vida,
en el cual Él ya me esperaba para vivir la vida junto a Él.

Cada
uno desde su experiencia puede reconocer en el fondo este maravilloso regalo de
recibir las fuerzas de Dios para caminar en tónica de vivir junto a Él cada
paso en la vocación a la que hemos sido llamados. Sin embargo la vocación no se puede reducir a
una sola llamada cualitativamente, ya que este “sí” a la vocación específica
representa el
“sí” a otras llamadas que con la misma fuerza de Dios podremos ir respondiendo.
La
primera respuesta afirmativa del querer de Dios en nuestra existencia es la
promesa de estar abiertos al misterio de
Dios durante toda la vida… es la apertura a la recepción de otras llamadas provenientes
del Espíritu Santo, que incitarán un reinado más completo de Dios en nuestras
vidas, un caminar en conversión continua en tal que vivamos para “Darle solo a
Él, el honor y la Gloria”.
“Dame Señor lo que mandas y manda lo que quieras”
San Agustín
Brenda Ovalle, Novicia MAR
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