El “sí” a la vocación específica: un “sí” a otras llamadas
Considero
que uno de los regalos de Dios más
preciados para los seres humanos es empezar el camino de identificación con la
primera vocación, la de vivir. Empezar a
caminar en la respuesta de las cuestionantes ¿para que nací? ¿qué quiere Dios de mí?, entre
otras posiblemente iguales o más profundas.
Son
inquietudes que siempre han existido en el ser humano, pero que sin duda en el
tiempo actual son doblemente aplaudidas por Dios, que nos ilumina; primero
porque todo lo que nos rodea (publicidad, autorrealización científica,
productos, etc.) nos invita a pensar en ¿qué es lo que quiero? y ¿cómo
obtenerlo?; segundo porque entre el trajín de ir y venir encontramos en esta
sociedad superficial la oportunidad de encajarnos en los caminos que otros
siguen… en ser parte de la coordenada y no ir en contra de la marea. Responder esta inquietudes con Dios requiere
hoy más que nunca sensibilidad para ser escuchada y atendida.
En
todo esto Dios sale a nuestro paso, como siempre, llamándonos a compartir cada
momento de nuestra vida con Él, que es la Vida de nuestra existencia. Reconozco este paso de manera especial en el
proceso vocacional inicial.
Ante
la afirmación “Todos estamos llamados a ser santos, en distintos caminos vocacionales”
y la pregunta “¿cuál es el tuyo?”, Dios
me concedió el deseo de descubrir cuál era este camino específico en mi vida,
en el cual Él ya me esperaba para vivir la vida junto a Él.
Cuando
llegó el momento de decir “sí” a su voluntad, que a través del acompañamiento fui
clarificando, experimenté el primer salto significativo a la nada … así como la
satisfacción de empezar a andar el camino en la respuesta a las preguntas
¿para qué nací? ¿qué quiere Dios de mí?
Cada
uno desde su experiencia puede reconocer en el fondo este maravilloso regalo de
recibir las fuerzas de Dios para caminar en tónica de vivir junto a Él cada
paso en la vocación a la que hemos sido llamados. Sin embargo la vocación no se puede reducir a
una sola llamada cualitativamente, ya que este “sí” a la vocación específica
representa el
“sí” a otras llamadas que con la misma fuerza de Dios podremos ir respondiendo.
La
primera respuesta afirmativa del querer de Dios en nuestra existencia es la
promesa de estar abiertos al misterio de
Dios durante toda la vida… es la apertura a la recepción de otras llamadas provenientes
del Espíritu Santo, que incitarán un reinado más completo de Dios en nuestras
vidas, un caminar en conversión continua en tal que vivamos para “Darle solo a
Él, el honor y la Gloria”.
“Dame Señor lo que mandas y manda lo que quieras”
San Agustín
Brenda Ovalle, Novicia MAR
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