SALMO DE LA PERTENENCIA A DIOS


Qué suave es tu amor, Señor,
y qué inmensa tu ternura.
quiero volcar mi vida en correspondencia a ti, Dios mío.
quiero abrir mis ojos y recibirte,
recibirte en cada hombre y mujer que como yo
ansía y necesita tu amor.

Quiero cerrar mis ojos, Abba,
y abrir mi alma a tu Palabra, reflejo y casa de tu voluntad.
Y así caminar en pos de Ti, ciegamente enamorada.
Quiero dejarme hacer, aunque no quiera;
quiero decir que sí, aunque tema
y vencer una y otra vez cuando me digo que no puedo.

Quiero luchar, con la mirada puesta en Ti
y derrotar mis fantasmas
para que en libertad pueda darte mi pobreza cada día
y con ello enriquezcas tu Reino entre nosotros.

Quiero poder mirar atrás con alegría
y agradecida extenderte mi alabanza
y que al frente, al  porvenir, me guíe la esperanza
de encontrarme contigo y nuestra familia
reunidos en el gozo que no acaba.

Y en este instante, Señor, que es el que tengo
me abandono a Ti con un gran ¡FIAT!
Y te digo Señor mío y Dios mío
qué es lo único que anhelo:
ESTAR POR SIEMPRE Y PARA SIEMPRE A TI UNIDA.


Yolenny Ramírez Corporán, Novicia MAR

Comentarios

Entradas más populares de este blog

LA SENSIBILIDAD ESPIRITUAL

No llores si me amas. Carta de San Agustín a su madre (Santa Mónica).

Lectio del Domingo de Ramos Marcos 11, 1-10