78 ANIVERSARIO DE LA ORDENACIÓN EPISCOPAL DE NUESTRO FUNDADOR FRANCISCO JAVIER OCHOA, OAR
La
vida consagrada hoy se está empeñando en mirar su origen, sus fuentes y dar una
vuelta al momento primero, tal como nos lo recomienda el papa Francisco, para recordar
el pasado con gratitud, abrazar el presente con pasión y mirar nuestro futuro
con esperanza.
ENTREVISTA A MONSEÑOR[1]
DESDE EL NOVICIADO COMÚN PARA AMÉRICA Y EUROPA:
Monseñor
Ochoa, en tu aniversario de ordenación episcopal quisiera hacerte unas
preguntas para ver si recordando, podemos captar tu mirada, tu pasión, tu
vocación misionera, tus deseos para con nosotras, tu compasión y opción por la justicia y los
más pobres. Aprender de tu osadía de
fundador e inspirador de nuestra congregación, de tu desinstalación, de tu
intrepidez y parresía para arriesgar tu vida entre sacrificios,
incomprensiones, avatares en pro de la misión ad gentes donde nacimos como MAR,
en el margen, en la periferia, entre
paganos, pero con el corazón inserto en el corazón de Cristo, de san Agustín y
de nuestra Madre de Consolación. ¿Me permites?
1. ¿Cuál fue el fin principal que te
movió a estar entre los pobres
anunciando a Cristo y ofreciendo vida a las niñas desamparadas?
R:
Todo lo que movió mi corazón fue para “la honra y gloria de Dios”. Nada más que
eso; por eso siempre sentí que “no podemos perder el tiempo con vanos temores, y que había
que aprovecharlo en ganar almas para Jesús”. Con estas mociones,
experimenté que “nunca está Jesús más cerca de nosotros que cuando nos hallamos clavados en
la cruz”, y nada me vino grande comparado con la urgencia a la que el
Espíritu nos empujaba hacia caminos desconocidos
pero llenos de Dios y de su Reino.
2.
Monseñor ¿Por qué nos insistes tanto
en tus escritos sobre la humildad, la sencillez y la caridad?
R:
Porque “la
humildad y la sencillez, unidas a la caridad son las virtudes que con mayor
rapidez nos acercan a Jesús y a nuestra Madre”; por ello siempre
enfaticé que mis monjitas, “vosotras”, debéis ser siempre las “monjitas de
todos, sobre todo de los pobrecitos. Y siempre y con todos sencillas, humildes,
sonrientes y caritativas”.
3.
Podrías decirnos qué sigues pidiendo
hoy a cada MAR para que en ella, en nosotras, se renueve y revitalice nuestro
carisma?
R:
Ante todo que el encuentro con Jesús que es vital para la acción misionera y la
vida fraterna sea una decisión diaria y
que “para
hallarlo pronto tienen que buscarlo en la humildad del Sagrario y clavado en la
cruz”, sobre todo en los momentos difíciles para que pueda probarse que
sois verdaderas seguidoras del Señor. Para esto, tienen que tener en cuenta que
la “humildad
y el voluntario sufrimiento constituyen el mejor distintivo de los amigos de
Jesús”. Y para completar, así como Jesús se anonadó, no podréis seguirlo
a plenitud sin unos buenos cimientos. Por eso, todo lo que vayáis a realizar en
bien personal, de la comunidad, de la iglesia y de la humanidad, tiene que ir
precedido de mucha humildad. Así que “para esta construcción, para el primer piso más
humildad, para el segundo y el tercero y centésimo piso, mucha más humildad…Y
para todo el edificio cascote, barro, paja y otros materiales semejantes.
Si
entienden lo que os quiero decir con esto”, ya tenéis las bases para la
revitalización de nuestro carisma que nos legó el Espíritu Santo para responder
a una realidad concreta y que creativamente, vosotras debéis encarnarlo para
continuar dando hoy la misma respuesta que nos tocó a nosotros/as dar en el
origen para lo que fue fundada la congregación.
4.
Monseñor, en esta crisis coyuntural
que vive la vida religiosa ¿qué palabras tienes para nosotras?
R:
Ante todo que no olviden de dónde salieron porque “Jesús edifica siempre con cascote,
con materiales despreciables, y de ese modo construye obras indestructibles”.
Así que mantengan la fe por encima de todo y que cada día ésta vaya creciendo
para que recuperéis el sentido de Providencia que siempre nos acompañó desde el
principio cuando no teníamos nada, cuando apenas eráis tres, dos en España y
una en China y cuando no había ninguna certeza y nadie que las socorriera.
Después,
que no perdáis de vista quién es Jesús al que seguís, y por tanto, “vengan tribulaciones
y hasta crucifixiones, si veis a Jesús en todo, sabréis que pronto seguirá la
resurrección”.
No
olvidéis tampoco que “en el testimonio de la buena conciencia, en el vivir todas unidas y estrechamente
abrazadas en Jesús, en el hacer felices a otros es donde podréis encontrar la
verdadera felicidad”.
Por
último, para no extenderme, es que lo importante es “hacer siempre las cosas con celo y
entusiasmo, como si todo dependiera realmente de nosotros, y luego confiar el
negocio a Dios nuestro Señor, y retirarse a un lado, como si todo dependiera
exclusivamente de Él”.
5. Monseñor, aquí va mi última pregunta
para no cansarlo. Hay una hermosa carta donde confiesas el propósito que tienes
para nuestra Congregación. Digo tienes porque aunque la escribiste en el
pasado, sigue siendo actual en el presente, ya que sabemos que de ello depende
la pervivencia del carisma y su difusión en la iglesia y en el mundo ¿podrías
recordarnos aquella hermosa promesa que un día nos hiciste?
R:
Sí, claro, es algo que todos los días pido al Señor junto con nuestras madres
Esperanza, Ángeles y Carmela:
“Vean cual es mi
propósito: Trabajar (lo sigo haciendo desde el cielo)
porque sean las religiosas más santas e interesarme
porque sean lo más recoletas posible y por eso prometo que serán:
Agustinas verdaderas…Recoletas
verdaderas….Misioneras verdaderas…Hijas verdaderas de María…Esclavas humildísimas…sencillas…mansas…caritativas…muy
amantes de Jesús;
que
enciendan bien sus corazones en el amor de Dios y en el celo por la salvación
de los pobrecitos infieles y de los infelices pecadores”.
Además,
quiero recordaros que si sois coherentes con el carisma, “ya
podéis suponer la vida que os aguarda: vida de trabajos y penalidades. Podrá suceder que el enemigo de las almas os tiente alguna
vez con la desconfianza y el desaliento, haciéndoos sentir una especie de
desmayo, y también haciéndoos creer que no podréis continuar en el género de
vida que habéis generosamente abrazado; pero no temáis, desechad con valor
tales tentaciones, y acudid, cada vez con mayor confianza, a nuestro buen Jesús,
que Él os recibirá siempre con los brazos abiertos”.
Así, como familia
que brotáis del viejo tronco de la orden agustino recoleta, “nosotros seremos misioneros de la
fe, vosotras vais a ser misioneras de la caridad y todos juntos seremos
Apóstoles de la Esperanza”.
Video realizado con mucho cariño por parte de las novicias.
Gracias Monseñor…con
esto que nos dices, me quedo sin palabras.
Nos toca encomendarnos
en este día bajo tu intercesión.
Sé que tú no quieres
que nuestro carisma muera.
Sé que seguro tienes
algo que reprocharnos, porque tal vez como dice el Apocalipsis “tengo contra ti que has olvidado tu
primer amor”.
Sé que tal vez estés
incómodo con nuestra falta de osadía, de fidelidad creativa, con nuestro
repliegue y pérdida de visión y misión que nos ayuden a recordar nuestros
orígenes.
Pero sé sobre todo,
que como esta obra es de Dios, el Espíritu Santo no va a dejar de incomodarnos
para que salgamos de sí y demos respuestas a los signos de este tiempo para ser
fieles en el seguimiento del Señor, de la misma manera que lo fuiste tú con
nuestras cofundadoras.
Ayúdanos Monseñor a
actuar con coherencia desde nuestro modo de proceder, discerniendo los signos
de los tiempos y descubriendo en ellos una exigencia apostólica de creatividad.
En estos momentos no
hay límite ni frontera alguna en crear nuevos motivos, nuevos pretextos, nuevas
oportunidades para alegrarnos por sembrar allí la semilla del reino.
EN ESTE
DÍA MISIONERO, ÉCHANOS TU BENDICIÓN!!!
Nieves
María Castro Pertíñez. MAR
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