¿Por qué la espiritualidad hoy?


En un mundo plural y en cambio no es fácil definir con exactitud qué es espiritualidad. Nuestros días están llenos de cosas por hacer, proyectos por terminar, reuniones, documentos, emails que enviar, libros por leer, informes para entregar, etc. Nuestras vidas parecen maletas repletas con la cremallera a punto de estallar. 

Estar ocupado y ocupada se ha convertido en un símbolo de nuestro tiempo y no sólo ocupado, sino también preocupado se ha vuelto un símbolo en nuestra sociedad.
Deseamos, queremos más tiempo para hacer lo que “no se ha hecho”, no paramos de mirar el reloj “a ver si nos queda más tiempo” o si “lo estamos aprovechando”.

El reloj como el celular nunca deja de tener la mayor atención. El tanto quehacer nos ahoga, nos abruma incluso hasta nos consume a tal punto que nos olvidamos de nosotros mismos, de disfrutar con los demás sin que el reloj sea esa tijera que corte el tiempo.


Pero detrás de nuestras vidas llenas de ocupaciones y preocupaciones se esconde, sin embargo, algo más. A pesar de una vida tan abrumada y llena de cosas, sentimos al mismo tiempo que estamos incompletos. 

Parece ser una paradoja; estamos llenos, pero también estamos vacíos. Tenemos muchas ocupaciones, pero no nos sentimos satisfechos.

En el encuentro con los sacerdotes, seminaristas, religiosos y religiosas en el Colegio Don Bosco de Santa Cruz (Bolivia), el Papa Francisco decía:


“…Podríamos llamarlo la espiritualidad del zapping –afirmó-. Pasa y pasa, pasa y pasa, pero nada queda. Son quienes van atrás de la última novedad, del último best seller pero no logran tener contacto, relacionarse, involucrarse. Incluso con el Señor al que están siguiendo. Porque la sordera avanza”.

En este reto de la vida es en donde la espiritualidad sigue siendo una opción de vida para muchos. La espiritualidad no es algo exclusivo de los religiosos, de los cristianos. Es patrimonio de todos los seres humanos. Todos estamos llamados a vivir una espiritualidad que nos ayude a integrarnos. Que nos ayude a relacionarnos con nosotros mismos, con los demás y sobre todo con el creador, DIOS.

La espiritualidad de una persona es lo más hondo de su propio ser, sus motivaciones, su ideal, su pasión.


Segundo Galilea dice: "La espiritualidad es la motivación que impregna los proyectos y compromisos de vida".

Jasmeiry De La Cruz O.
Novicia MAR

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