LA CONVERSIÓN UNA ACTITUD DE VIDA

Todo cristiano está llamado vivir en una continua conversión, todos debemos regresar cada día a Jesucristo nuestro centro, la razón de nuestra existencia, esta actitud de vida nos lo muestran los grandes convertidos, desde los primeros discípulos de Jesús, tal es el caso de Mateo quien era recaudador de impuesto pero ante la llamada de Jesús a seguirlo deja todo y lo sigue, o también Pablo que perseguía a los seguidores de Jesús pero desde el encuentro con Él se convierte en el evangelizador de los gentiles y poderosos de su tiempo, y así muchos santos. 
                     

Hasta nuestros días siguen existiendo hombres y mujeres que nos testifican con su conversión que Dios es el único que da sentido a nuestra existencia y que nos llama constantemente a su infinito amor.

Pero una conversión no se da de la noche a la mañana más bien es un trabajo de cada día y tenemos que ejercitarnos constantemente, cada acontecimiento de nuestra vida es una oportunidad de ponerlo en práctica, este proceso lo podemos ver con mayor claridad en la vida de San Agustín, que su vida entera fue una constante conversión, pero una conversión no solo al cristianismo sino también en el ámbito intelectual, en las actitudes, relaciones y afectos, por eso se puede decir que nuestra conversión debe ser integral. 
Por tanto la conversión toma un carácter importante en la vida del ser humano y una base fundamental en la vida cristiana, porque es un ejercicio continuo de regresar a la casa paterna donde nuestro Padre nos espera con un amor infinito y misericordioso así como le pasa al hijo prodigo en la parábola.

Cruz M. Ajpacajá
Novicia MAR

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