EL EVANGELISTA SAN LUCAS


Lucas escribió el Evangelio que lleva su nombre, griego por la cultura. Procedente de Antioquía de Siria, médico de profesión, no está aclarado si Lucas conoció personalmente al Señor y perteneció al grupo de sus discípulos, pero sí compañero inseparable del apóstol san Pablo. Según la tradición es posible que Lucas haya recibido algunos datos de María, la madre de Jesús.

El evangelio de Lucas se caracteriza por su tinte de médico de corazón bondadoso y lleno de compasión, que le impresionó el Hijo del hombre como salvador de enfermos y pecadores, como gran amigo del hombre, como taumaturgo y como bienhechor. Esta imagen que nos presenta Lucas en el evangelio desde su experiencia en su labor misionera para transmitir todo los milagros que Jesús realizó y lo que ellos realizaban en su nombre; se valió de sus conocimientos como médico, por lo que al momento de escribir el evangelio nos presenta a Jesús como médico de las almas y de los cuerpos.
Lucas fue un discípulo fiel de Pablo acompañándolo en su cautiverio en Roma y hasta su muerte, el apóstol reconoce esta lealtad de su amigo y discípulo y porque no reconocer nosotros también, estas virtudes del evangelista para nuestra adhesión a Cristo y a su voluntad.
Otra virtud de S. Lucas es la humildad, porque él cuando escribe el libro de los Hechos de los Apóstoles calla todo lo relacionado con él, más bien da mayor realce a la primitiva y joven iglesia que empezaba a caminar.

La invitación que nos hace el evangelista es a la humildad, la fidelidad y ser médicos de almas porque claro está que no todos tenemos el don de ser médicos del cuerpo pero si de las almas con una palabra de consuelo, de ánimo, de apoyo e incluso de felicitación, pero sobre todo de esperanza y de hacer sentir al hermano que el Reinado de Dios está presente y es posible en nuestro mundo lleno de muchos ruidos que no nos permite escuchar con claridad.



Cruz M. Ajpacajá
Novicia MAR

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