Miércoles Santo


No escondí  el rostro ante ultrajes

Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no escondí el rostro ante ultrajes y salivazos. Son expresiones que encontramos hoy en el cántico del siervo de Yahvé y nos habla de las características de la Pasión del Hijo de Dios.

Al principio del cántico dice: El Señor me ha dado una lengua de discípulo; para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabilaba el oído, para que escuche como los discípulos. Estas palabras debería interrogar nuestra vida como cristianos y seguidores de Cristo, y a la vez nos debería ayudar a revisar el compromiso que hemos adquirido de ser portadores de la Buena Nueva, preguntarnos si realmente estamos atentos a las necesidades de nuestro hermanos, ya sea el ofrecerles palabras de aliento, de ánimo, de consuelo y de esperanza cuando lo necesiten y por otro lado preguntarnos cuánto tiempo hemos dedicado a estar a la escucha del maestro.
Al hacer la revisión de nuestra vida nos damos cuenta si hemos respondido y cumplido con lo que el Señor nos ha pedido hasta el momento, entonces podremos decir como el siervo de Yahvé: El Señor Dios me abrió el oído; y yo no resistí ni me eché atrás. Miren, el Señor Dios me ayuda, ¿quién me condenará? 
Pero si al revisarnos nos damos cuenta que no lo hemos hecho,  es  el momento y la hora de ponernos a los pies del Maestro en estos días santos y así aprender de él sus gestos y actitudes de servicio, de entrega y de abandono total en las manos de Dios.
Que en estas vísperas del triduo pascual podamos regalarnos un momento para escuchar al Maestro que nos invita a caminar junto con él todo el acontecimiento de nuestra salvación.


CRUZ AJPACAJÁ
NOVICIA MAR

Comentarios

Entradas más populares de este blog

LA SENSIBILIDAD ESPIRITUAL

No llores si me amas. Carta de San Agustín a su madre (Santa Mónica).

Lectio del Domingo de Ramos Marcos 11, 1-10