LECTIO DIVINA: DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO NACIMIENTO DE SAN JUAN BAUTISTA Mc 4, 35-40 Ciclo B


INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ilumina nuestro entendimiento, para que al leer o estudiar la Sagrada Escritura, sintamos la presencia de Dios Padre que se manifiesta a través de tu Palabra.
Abre nuestro corazón para darnos cuenta del querer de Dios y la manera de hacerlo realidad en nuestras acciones de cada día. Instrúyenos en tus sendas para que, teniendo en cuenta tu Palabra, seamos signos de tu presencia en el mundo. Amén.
CONTEXTO
Hoy celebramos la Natividad de San Juan Bautista, profeta y precursor del Señor. Es el único santo que se conmemora el día de su nacimiento, porque fue santificado en el vientre de su madre por la visita del Salvador.
El pasaje evangélico que nos viene propuesto hoy forma parte de los así llamados relatos de la infancia de Jesús. De modo particular este texto sigue a la escena de la visita de María “a la casa de Zacarías” (Lc 1, 40) después de la anunciación del ángel mensajero de la nueva creación.
En el evangelio Jesús habla del cumplimiento de los tiempos, especialmente en evangelio el de Juan. En el cumplimiento de los tiempos Jesús inaugura una era de salvación. El nacimiento de Juan Bautista estrena este tiempo de salvación. Él, de hecho a la llegada del Mesías, se alegra y salta de gozo en el vientre de Isabel su madre (Lc 1,44). Más tarde él se definirá a sí mismo como el amigo del esposo (Jesús), que se alegra y goza con la llegada de las bodas con su esposa, la Iglesia (Jn 3,29).

TEXTO
Del Evangelio de Lucas (1,57-66.80)
 57 Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz y tuvo un hijo. 58 Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella.
59 Al octavo día fueron a circuncidar al niño y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías, 60 pero su madre, tomando la palabra, dijo: «No; se ha de llamar Juan.» 61 Le decían: «No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre.» 62 Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase. 63 Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Y todos quedaron admirados.64 Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios. 65 Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas; 66todos los que las oían las grababan en su corazón, diciéndose: «Pues ¿qué será este niño?» Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él.
80 El niño crecía y su espíritu se fortalecía y vivió en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.

¿QUÉ DICE EL TEXTO?
El personaje a destacar en este evangelio es Juan el Bautista. Juan significa "Dios es bondadoso". Zacarías le da este nombre como se lo había ordenado el ángel. 
El hijo no se llamará como su padre Zacarías, sino Juan. Zacarías nos recuerda que Dios no olvida a su pueblo. Su nombre en efecto significa “Dios recuerda”. Su hijo, ahora no podrá ser llamado “Dios recuerda”, porque las promesas de Dios se están cumpliendo. La misión profética de Juan debe indicar la misericordia de Dios. Él, por tanto, se llamará Juan, o sea, “Dios es misericordia”. Esta misericordia se manifiesta en la visita al pueblo, exactamente “como lo había prometido por boca de sus santos profetas de un tiempo” (Lc 1,67-70). El nombre indica por esto la identidad y la misión del que ha de nacer.

Con el nacimiento de Juan, Lucas quiere demostrar el cumplimiento de las palabras del ángel a Zacarías: que Isabel, la estéril daría a luz un hijo, que se llamaría Juan, y otra promesa más: Juan sería lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre, lo cual se ha cumplido con el movimiento del niño en el vientre de Isabel cuando es visitada por María. En este contexto tiene lugar el cántico de Zacarías, el cual está relacionado con el nacimiento, la imposición del nombre de Juan y su manifestación pública. Sin embargo, el himno no está dedicado a Juan, no podemos perder de vista que la afirmación más importante de todo el himno se centra en la proclamación del carácter mesiánico de Jesús.

 El Bautista podía presumir, sentirse importante, pero no lo hizo: él «sólo indicaba, se sentía voz y no palabra». Este es, según el Papa Francisco, «el secreto de Juan». Él «no quiso ser un ideólogo». Fue un «hombre que se negó a sí mismo, para que la palabra» creciera. Papa Francisco.

¿QUÉ ME DICE DIOS POR MEDIO DEL TEXTO?
El texto me hace pensar en unas palabras que dijo el Papa Francisco hace cuatro años para esta misma Solemnidad. Esas palabras son las que hoy me hablan a través de este Evangelio, en las que me cuestiono y me pregunto ¿qué clase de cristiana soy? ¿Dejo que Dios brille o todo lo contrario, quiero que sea mi luz la que brille? Me hace pensar en la persona de Juan y en la mía. Juan fue un hombre humilde ¿Yo lo soy? Juan les mostro a otros quién era el Cordero de Dios, ¿Yo lo he hecho o lo hago?
La invitación de hoy es imitar a Juan, tener la certeza de que como cristiana yo soy portadora de Dios pero no puedo creerme Dios ni vanagloriarme porque soy su mensajera, muy al contrario, debo ayudar a otros a encontrarse con la Misericordia de Dios, anunciar a Jesucristo con humildad y confiando que es su luz la que brilla en mí y no la mía.
Algo parecido dijo el Papa Francisco:
Juan Bautista se constituye así también, en modelo de todo cristiano. "Tres vocaciones en un hombre: preparar, discernir, y dejar crecer al Señor disminuyéndose a sí mismo. También es hermoso pensar la vocación cristiana así. Un cristiano no se anuncia a sí mismo, anuncia a otro, prepara el camino para otro: al Señor. Un cristiano debe aprender a discernir, debe saber discernir la verdad de lo que parece verdad y no lo es: un hombre de discernimiento. Y un cristiano debe ser también un hombre que sabe cómo abajarse para que el Señor crezca, en el corazón y en el alma de los demás".

¿QUÉ LE DIGO YO A DIOS?
Señor regálame la humildad de Juan, enséñame a pregonarte sin creerme más que los demás o incluso más que TÚ. Recuérdame que la luz que traigo conmigo no es mía sino tuya y que la misma es para compartirla con los demás, con los que no te conocen, con los que están alejándose de tus caminos.
Enséñame a disminuir y dejar que sea tu persona la que sobresalga, que quien me vea a mi te vea a ti Jesús.
Regálame la valentía y la entrega de Juan para entregarme sin miedo al anuncio de tu Reino, tu Espíritu me impulse a ser tu fiel mensajera.
Jasmeiry De La Cruz
Novicia MAR

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