VIDA MISIONERA

La vida es el regalo más grande de Dios a los seres humanos, esto lo he experimentado al hacerme consciente de que estoy viva, que soy importante para Dios, para mí misma y para muchas personas que me rodean.
Por esto deseo compartir lo que estoy experimentando en la vida misionera, ese donarse por completo a lo que se ama sin esperar títulos o reconocimientos, sino hacerlo con el convencimiento que el único fin es brindarle amor al que lo necesita y que muchas veces no reconoce que es amado, que antes de que naciera ya era pensado y deseado por  Dios que es todo amor.
Así es como he ido conociendo el desafío tan hermoso que implica la vida misionera, se vive como una entrega total y generosa desde el amor y nos vamos dando cuenta que lo importante no es preparar cosas y cosas, sino preparar el corazón para acoger y ser acogido, amar y ser amado, agradecer y ser agradecido, arriesgarse a ser rechazado, pero a pesar de eso siempre hay que tener los brazos abiertos para perdonar…. Y algo muy importante que Monseñor Ochoa (OAR) recomendaba a sus hijas espirituales (MAR) y que hoy en día nos lo dice a nosotros es: “mantener esa sonrisa de cielo en tu rostro que iluminará hasta la oscuridad más profunda Y que haga menos pesadas las cargas”.
¡La misión nos espera! Salgamos al encuentro del hermano, que su condición de vida material y espiritual toque nuestro corazón y  seamos capaces de acogerlos brindándoles lo que tenemos a nuestro alcance, iniciando con una sonrisa para hacerle sentir que es importante y vale por lo que es, ya que esto nada nos cuesta.

Diana Gómez
Novicia MAR










Comentarios

Entradas más populares de este blog

No llores si me amas. Carta de San Agustín a su madre (Santa Mónica).

LECTIO DIVINA- IV DOMINGO DE PASCUA-CICLO B- JUAN 10, 11-18

La Regla de San Agustín, Introducción y comentario de Nello Cipriani, OSA