EL PERDÓN ES UN REGALO

Hablar del perdón no es una cosa fácil y llevarlo a la práctica mucho menos.
El perdón requiere cierta madurez en la persona que lo ofrece y en la persona que lo recibe ¿Por qué? Porque el perdón es cosa de paciencia, de cercanía, de no recordar con odio, de aprendizaje, de comprensión y sobre todo de mucho amor y mucha humildad.

Quien no ama a Dios en el prójimo no puede perdonar, porque no es capaz de ver en el otro el rostro de Dios; el rostro de la persona que también le ha perdonado muchas veces. Pedir perdón y dar el perdón implica humildad; requiere que la persona reconozca que ha fallado, ha ofendido y debe pedir perdón pero, de igual manera, la persona ofendida debe ser humilde aceptando el perdón y reconociendo que también ella en muchas ocasiones se equivoca.

El perdón es un regalo, Dios nos lo dio en la cruz y nos lo sigue dando cada día. Y nosotros ¿por qué no damos lo que gratuitamente recibimos?

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