LA FECUNDIDAD ES DE TODOS


Cuando pensamos o hablamos de fecundidad casi siempre nos viene a la cabeza la imagen de una mujer, quizás esto se deba a que la maternidad está relacionada con este término y por lo general cuando se habla de maternidad nos referimos a la capacidad o don que tiene una mujer de ser madre.

Pero, no solamente la mujer es o puede ser fecunda, también los hombres y todo el que quiera serlo. La fecundidad no se limita en procrear hijos. Llevando el término a otro contexto, la fecundidad es también dar frutos, tal como nos lo pide Jesús: "(…) os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca (...)" Juan 15, 16.

Ser fecundos es, entonces, llevar una palabra de aliento al que lo necesite, es amar sin medidas al prójimo, es saber entregarse sin recibir nada a cambio, es mostrarle al que no conoce o está errado el camino que lleva a Dios, ser fecundos es dar frutos de amor gratuito al estilo de Jesús; es hacer todo eso y más permaneciendo siempre en el amor del Dios.

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