VISITA DEL PRIOR GENERAL DE LA ORDEN AGUSTINOS RECOLETOS

El día de ayer 15 de octubre la comunidad de San Agustín y la comunidad del noviciado tuvieron la visita del prior general de la Orden de Agustinos Recoletos Fray Miguel Miró Miró acompañado de Fray Juan Pablo Martínez consejero y secretario general de la Orden. 
La Eucaristía se celebró en la casa San Agustín, presidida por el prior general con la presencia de hermanas de las dos comunidades.
La homilía empezó diciendo que “es dichoso quien se acoge al Señor, muchas veces tenemos que poner nuestra vida, nuestro sueño, nuestra experiencia en manos del Señor para experimentar su amor, su misericordia, y la paz que él siempre nos ofrece. La palabra de Dios nos ilumina, nos guía, es la que nos va marcando el camino en el itinerario de nuestra vida en la peregrinación de este mundo. Las hermanas mayores viendo como el Señor les ha ido conduciendo, que no les ha abandonado nunca, y las más jóvenes con su tiempo de vida, con sus sueños, con sus deseos, viendo como el Señor siempre nos da mucho más de lo que esperamos incluso de lo que deseamos si lo dejamos actuar. Con frecuencia nos fijamos en lo que yo hago, en lo que yo siento y lo que a mí me preocupa, en mi problema, en los problemas de la congregación, y todo esto a veces nos hace mover de una manera muy pequeña y nos encerramos en nosotros mismos, hace falta levantar la vista hacia arriba y abrir el corazón, ver lo que el Señor va haciendo en cada uno de nosotros en este momento aquí y ahora, también lo que va haciendo en la congregación, en la Orden y en toda en la familia Agustino recoleta.
A pesar de las dificultades si confiamos en el Señor no podemos perder la esperanza, es el Señor quien llama convoca y envía. Él nos sigue llamando cada día y convocando a la vida fraterna”, también en este mes misionero dijo que “no solo es misionera la que está anunciando el Evangelio, todos somos misioneros cada uno con la misión que le ha sido encomendada y lo que podemos hacer en este momento, las novicias aprendiendo, las formadoras formando y las hermanas mayores dando gracias al Señor pidiendo por la congregación y el apostolado más eficaz que es el de la oración. Esto también lo saben por experiencia nuestros fundadores cómo no dejaron de ser contemplativas en medio de la actividad misionera, habían encontrado al Señor y ver al Señor en la necesidad, en los niños, en los enfermos, en los que sufren, en los que no tienen fe. También el Señor está presente en la Eucaristía cuando lo celebramos, y se hace presente en nuestra comunidad”.

En la primera lectura del libro del eclesiástico, resalta la sabiduría, donde dice que “el sabio es realmente aquel que conoce al Señor, aquel que se deja encontrar por el Señor, cada vez que participamos de la Eucaristía Jesús sale a nuestro encuentro”. El encuentro con Jesús es lo que da sentido a nuestra vida, es lo que nos da la verdadera sabiduría, para entender todas las cosas a la luz de la fe lo que ocurre en mi comunidad, como vivo yo mi vocación. En el evangelio vemos como Jesús nos infunde su espíritu y es la presencia del Espíritu nos une a Él, en san Agustín hemos aprendido un proceso de interioridad, de las cosas de este mundo ir hacia el corazón, volver al corazón, volver al corazón para encontrarnos con el Maestro interior, alabar y glorificar en Dios. Santa Teresa de Jesús nos enseña hoy que para la oración no hace falta definiciones complicadas porque la oración es tratar de amistad con quien sabemos que nos ama, es abrir nuestro corazón y estar con el Amado, dando gracias, alabando en silencio, a veces simplemente estando y pidiendo. Cuando damos, compartimos y abrimos nuestro corazón el Señor aprovecha para darnos sus gracias. Por eso, el carisma de toda la familia agustino recoleta es importante la oración tiempos y espacios, pero, que nos llevan no solo a un cumplimento sino a una oración espontanea, continua y que brota del corazón y esto es un don del Señor. Finalmente termina, su homilía diciendo que la felicidad está en el amor, un amor que entrego y ofrezco, lo que recibo o sentirme agradecido, pero no andar mendigando. No debemos encerrarnos en nosotros mismos porque la felicidad esta en compartir lo que tenemos y transmitirlo con alegría. Que en este misionero la experiencia de Dios sea la que nos mueva a ser apóstoles, hacer misioneros hasta dar la propia vida cada uno en el momento que vive, desde la enfermedad, de la ancianidad, desde su servicio, desde la formación, desde la experiencia de noviciado es entregar la vida, pero entregarla con alegría, porque al dar es cuando recibimos la verdadera vida, la que no tiene fin y es la vida eterna que ya empezamos a gustar en este mundo. Que Santa Teresa de Jesús, que nos transmite su experiencia de encuentro con Jesucristo nos ayude, interceda por nosotros que hagamos de la espiritualidad vida, que la vida sea misión y nuestra misión sea alabanza, gloria al Padre, Hijo y Espíritu Santo. Que la Virgen María nos guié, que los fundadores desde el cielo nos bendicen y acompañan y en estos tiempos complejos que somos propensos al desánimo encontremos fuerzas en la oración para seguir adelante con entusiasmo y con mucha alegría”.
Después de la eucaristía, siguió el compartir fraterno, finalmente a conocer la casa noviciado.Gracias Señor por la presencia del Prior general, por el momento de compartir, por tu presencia en cada momento y acontecimiento de nuestra vida.

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