EL CASO DEL HOMBRE FRUSTRADO



Queridos lectores, en este día quiero compartirles una reflexión que nos da a entender lo importante que es cultivar nuestra vida de oración.
“Un niño iba creciendo y aprendió a comer, a vestirse, a jugar, y era excelente en los deportes. Pero no aprendió a hablar su propio idioma. Pasó el tiempo, llegó a grande, y aún no podía expresarse en su lengua materna. Y aunque sabía hacer muchas cosas, llevó una vida frustrada”.
La oración no es un lujo para algunas personas religiosa. La oración nuestra relación personal con la fuente del amor y de la vida es una exigencia que responde a una dimensión del ser humano. Estamos hechos para la oración, “programados” para ella, así como estamos hechos y “programados” para hablar el idioma materno connaturalmente. Todos tenemos una raíz contemplativa, que exige desarrollarse en la oración.
El hombre que no cultiva esta raíz podara tener muchas cualidades, pero esta deshumanizado en su dimensión más profunda.

Fuente: Parábolas de la vida y de la fe-Segundo Galilea
Diana Gómez
Novicia MAR

Comentarios

Entradas más populares de este blog

No llores si me amas. Carta de San Agustín a su madre (Santa Mónica).

LECTIO DIVINA- IV DOMINGO DE PASCUA-CICLO B- JUAN 10, 11-18

La Regla de San Agustín, Introducción y comentario de Nello Cipriani, OSA