CONVERSIÓN COMUNITARIA



Queridos lectores hoy les comparto el tema de la conversión comunitaria, en este camino de preparación para llegar con Cristo a la Pascua.
Comunidad fraterna vivir es convivir. Todos somos hijos de alguien. Estamos inmersos en la cadena de las generaciones humanas en la historia. No existimos como islas. Por más que actualmente sintamos con fuerza la identidad individual, formamos parte de una comunidad a muchos niveles: familia, pueblo, nación, estado.
La dimensión comunitaria forma parte también de la santidad, que es la vocación universal de todo cristiano. Se nos pide no solo una santidad individual. Es en la comunidad donde se está llamado a vivir relaciones transformadoras. Esto requiere, comunicación abierta, diálogo y creatividad de todos. Requiere aprender el arte del encuentro interpersonal.
Hay que pasar del individualismo a la comunión. La actitud individualista tiene mucho encanto en la actualidad; me permite seguir en mi mundo; me permite morar el mundo de una manera subjetiva, me evita la confrontación, y el sentir que los demás son una amenaza.
Con el individualismo tal vez se llega primero; pero juntos se llega más lejos. Las actitudes personalistas parecen resultar más efectivas y eficientes, evitan discusiones sin fin, evitan confrontaciones ideológicas y luchar por tener razón.
El papa Francisco en su Exhortación Postsinodal Amoris Laetitia presenta indicaciones precisas para un buen diálogo y una buena comunicación. “El diálogo es una forma privilegiada e indispensable de vivir, expresar y madurar en la vida matrimonial y familiar. 

Yessica Victoria, 
Novicia MAR

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