4. REAFIRMAR EL NORTE
¿Sabes
a dónde va la brújula de tu vida? Todo capitán en medio de la tormenta corre a
buscar la brújula, para dar respuesta a esa pregunta apremiante y
fundamental: ¿dónde estoy y a dónde
voy?
Las
tormentas se regocijan en dejarnos desorientados, sin saber qué hacer o cómo
volver a tomar el rumbo. Nos sacan del confort y
nos ponen en lugares poco conocidos. ¿Y sabes algo? Esta es la riqueza de la
tormenta, oh bienaventurada tormenta que nos hace
volver la mirada al cielo.
Sí,
aunque suene descabellado, ahí está la clave. Esa tormenta y esa crisis, son
solo oportunidades para crecer. Para
volver al rumbo, para tomar el timón y decir, bueno a dónde me dirijo en
realidad y con qué cuento para emprender el camino.
Como
hombres de fe, nuestro norte es la eternidad y esa eternidad se ve iluminada
por la presencia salvadora de Cristo. A quien muchas veces, fruto de las
tormentas o de habernos acomodado en el placer, hemos dejado de mirar… y esos
«microsueños» nos cuestan la alegría de la vida en Cristo.
Piensa
si estás somnoliento en el camino o si las nubes te tapan la vista. Toma tu
brújula, llama a quien es el camino y reemprende la marcha.
Diana Gómez
Novicia MAR
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