LA OBEDIENCIA EN LOS TIEMPOS QUE ESTAMOS VIVIENDO I



El día de hoy quisiera compartirles la primera parte de una reflexión sobre  nuestra actitud de obediencia en momentos de crisis, que nos desestabilizan y no sabemos como actuar o que hacer.
En momentos de crisis, como por ejemplo tras un terremoto, una pandemia, una guerra, una temporada de pésimas cosechas, las autoridades suelen pedir a la gente una obediencia casi total a las decisiones que se toman para afrontar la situación.
Pedir obediencia en una situación especialmente difícil, sobre todo cuando están en juego la salud y la vida de millones de personas, es posible desde dos presupuestos fundamentales. Primero: la situación merece un comportamiento colectivo unitario para “sobrevivir” satisfactoriamente. Segundo: las autoridades son capaces de establecer normas buenas y eficaces para afrontar la crisis.
El primer presupuesto es obvio y, normalmente, la gente lo acepta con facilidad. Basta con un conocimiento suficiente de la gravedad de un virus, o de la falta de alimentos, o de la cercanía del ejército invasor, para que las personas anhelen urgentemente indicaciones de las autoridades frente al peligro que se acerca. Solo juntos, bien coordinados, es posible una respuesta firme y, se espera, eficaz, para seguir adelante.
El segundo presupuesto puede generar mayores problemas. A veces, porque la gente no percibe directrices claras ni proyectos bien elaborados por parte de los gobernantes. A veces, y esto es muy peligroso, porque en realidad esos gobernantes no tienen ni conocimientos ni altura moral para encontrar caminos que sirven para proteger a la sociedad ante las amenazas del virus, de la violencia o de la escasez de alimentos.
Yessica Victoria, Novicia MAR


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