¿CÓMO PUEDO DESCUBRIR EL PROPÓSITO CON EL QUE DIOS ME HA TRAÍDO A ESTE MUNDO? (ll PARTE)
Nuestra cultura nos hace pensar
que lo más valioso de una persona es lo que produce y no lo que es, su esencia.
Somos tan ciegos a veces para ver lo valioso de nuestro interior y el de los
demás, que creemos que lo fundamental es lo que se ve, lo que se aparenta, lo
que es más visible. Nos centramos en los logros, los reconocimientos o los
frutos que podríamos alcanzar y aunque también son relevantes, olvidamos
que lo más importante
es disfrutar el día a día, los momentos que Dios nos regala para descubrir
nuestra verdadera vocación.
La respuesta que debemos esperar
tras la oración, ha de estar centrada en lo que Dios ha pensado que seamos, en
lo que estamos invitados a convertirnos, centra tus esfuerzos en vivir de
acuerdo a tu ser auténtico.
Acepta con humildad el llamado
que te hace Dios
Tenemos la capacidad de elegir,
poseemos libertad, pero esto no quiere decir que vayamos por el mundo haciendo
cosas sin sentido alguno, de manera irreflexiva, irresponsable o ignorando las
consecuencias que estos actos podrían traer consigo. Hay una gracia especial que Dios puede
otorgarnos y que puede ayudarnos en este camino de encontrarle sentido a la
vida y es el don del discernimiento. La capacidad de
sopesar las situaciones, las experiencias y percibir aquello que Dios nos invita
a vivir.
Este don nos permite ser capaces
de ver, de juzgar y actuar coherentemente. Si nuestras opciones no están
orientadas de acuerdo a lo que Dios ha pensado
para cada uno, podríamos llegar al final de nuestros días con la sensación de
que quizá nuestra existencia no ha valido tanto la pena o de que pudimos haber
hecho más. Saber escuchar y aceptar la voluntad de Dios con corazón humilde, es
clave en este proceso. ¿De qué valdrían las súplicas y las oraciones si al
final no estamos dispuestos a seguir el camino que Dios nos muestra?
Te invito a reflexionar sobre las
palabras del Padre Mike y a pensar desde este instante qué aspectos de tu vida
podrías cambiar para estar mejor, para cumplir tus metas espirituales y llevar
a cabo la misión a la que estás llamado.
Diana Gómez
MAR
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