PRIMERAS COMUNIONES EN NUESTRA CAPILLA DE HUNZA

 Si la catequesis tiene como propósito fundamental la maduración de la fe inicial, recibida en el bautismo, el catequista, agente responsable de dicho proceso, desempeña la misión profética de seguir proclamando al hombre de hoy, la buena noticia de Jesús.
El catequista debe ser una persona en permanente renovación, en actitud de conversión. No es un depositario de la verdad, ni es inmune a la duda o al error. Es un compañero de búsqueda, alguien que siente la angustia, el dolor, el desaliento; un peregrino en marcha hacia el destino final. Es un promotor de la comunidad cristiana…
El anterior mensaje muestra una perspectiva muy realista: el catequista anuncia a Cristo con palabras y obras presentando la actualidad del Evangelio en su vida y no con pocas dificultades ya que la modernidad también afecta a los más pequeños.
Es el compañero que precedido por Jesús, abre caminos de Fe desde un corazón sencillo, en constante conversión, que no se cierra a nuevas sorpresas manifestadas en los pequeños.  Es un peregrino que aún no se gradúa en el  conocimiento de su Maestro y que a través de la convivencia con sus hermanos le descubre en la cotidianidad.
Agradecidas a Dios, este año las novicias Yolenny Ramírez y Brenda Ovalle  han vivido esta experiencia al acompañar a catorce niños animados por sus padres a abrir caminos de Fe, al prepararse para recibir el Sacramento del Bautismo -algunos- y el Sacramento de la Eucaristía el pasado domingo 21 de julio en la Capilla de Ciudad Hunza.
El proceso de acompañamiento ha estado lleno de aprendizajes entre ellos el profundizar las realidades familiares que viven los niños para comprender algunas reacciones y omisiones, así como también introducir herramientas novedosas para orientarlos a un encuentro con Jesús misericordioso que sólo por Amor se entrega en la Eucaristía.
Trabajar en equipo con laicos catequistas y un acercamiento con sus padres de familia son experiencias que enriquecen la dimensión misionera.
Por último la misión del catequista no termina al presentar a la comunidad cada uno de los niños catequizados, sino que anima con palabras y oración a que éstos sigan abriendo caminos de Fe en su vida.
 
Brenda Ovalle. Novicia




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