¡Paz, paz, paz!

Resonancias evangélicas

 Los discípulos han experimentado la muerte de Jesús como una tragedia; una tragedia social (cf. Lucas 24, 21), comunitaria y personal. Sus ideales de liberación han quedado por el suelo y ahora, encerrados, temen por sus vidas.

En Juan 14, 27 Jesús ya les había entregado el don de la paz, junto al imperativo de no acobardarse ni inquietarse, pero al parecer ya han olvidado estas y tantas otras palabras del Señor: se encuentran, precisamente, acobardados e inquietos, a puerta cerrada por miedo a los judíos.

Jesús aparece en medio de ellos y les saluda con el “Shalom”, y antes de que se aterren más pensando que es un fantasma, como en Mateo 14,26, les muestra las huellas de la crucifixión. El Resucitado es el Crucificado. La esperanza no ha muerto, y con ello los discípulos recobran la alegría del encuentro con el Maestro. Pasan de un extremo a otro, pero Jesús les vuelve  a llamar a la paz; la alegría tampoco debe ser motivo de distracción.

El mensaje de la paz se torna contundente, pero los discípulos no han de confundir esta paz con una quietud sosa incompatible con el  Reino. No. Jesús, valiéndose de la experiencia de vida que han compartido con Él los envía a comunicar, a sembrar, a esparcir esta paz. Para ello primero sopla sobre ellos el Espíritu re-creador que los impulsará a testimoniar el Evangelio en todas partes y que los llena de valentía para no temer ni acobardarse.
Después les confiere su capacidad de compasión…  ¿no será a través de ella que lograrán transmitir el mensaje de la paz?, ¿de qué otra forma podemos restaurar nuestra relaciones de hermanos y hermanas sino en un ejercicio continuo de la misericordia?, ¿no es la reconciliación lo que cimienta la confianza total en Dios, pre requisito para la paz? El conocimiento y la experiencia de un Padre que siempre perdona, que siempre acoge, mostrando así la infinitud de su amor inspira a no temer, a no acobardarse  ni inquietarse.

Jesús también me envía a ser mensajera de esta posibilidad de reconciliación que llena de paz a hombres y mujeres, que transforma el mundo y  concretiza el Reino. Fiat. 

Yolenny Fernanda Ramírez Corporán Novicia MAR

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