TODOS ESTABAN SOPLANDO

La Hermana María Sonia Segovia MAR nos comparte esta reflexión
 
Jesús viene a tu encuentro y espera de ti una respuesta. A propósito de esta respuesta escucha esta parábola. Se titula: TODOS ESTABAN SOPLANDO.... "Se había ganado el cariño, la admiración y la confianza ciega de su pueblo. Sus seguidores serían capaces de hacer cualquier cosa por él, incluso de dar la propia vida si él se lo pedía. Ante su residencia se había congregado una gran muchedumbre para testimoniarse su inquebrantable lealtad. Mientras llegaba el momento del discurso, el líder charlaba en sus habitaciones con un embajador que venía a presentarles sus credenciales. Éste dejó traslucir su extrañeza por tanto fervor popular.
- ¡Se dejarían matar por mi causa! -dijo el líder.
- ¿No es un poco exagerado? -Preguntó el embajador.
- Va a verlo usted mismo -sentenció el líder.
Dirigiéndose al balcón, saludó a la multitud, que le recibió con un gran aplauso. Haciendo silencio con un gesto solemne, el líder comenzó a hablarles:
- Amigos: sé que cuento con vuestra lealtad y me veo obligado ahora a ponerla a prueba.
Necesito un voluntario para realizar una difícil misión que puede costarle la vida. Todo el que esté dispuesto a aceptar la misión, que levante la mano. Inmediatamente, un bosque de brazos llenaba toda la plaza. El líder sonrió con satisfacción.
- ¡Muy bien! Entonces, dejaré caer esta pluma, y aquel que logre hacerse con ella, será el elegido. Tirando la pluma al aire, ante la mirada anhelante de la muchedumbre, volvió al interior.
- Se convence ahora, -dijo al embajador.
- No salgo de mi asombro, -respondió éste.
Y continuaron charlando, mientras casi se oía un silencio expectante. Trascurrieron los minutos, y el silencio continuaba en el exterior. Pasó un rato, y el embajador, señalando al balcón, dijo:
- ¿Y bien? Sin acertar a responder, el líder y el embajador se dirigieron al balcón: LA PLUMA SEGUÍA EN EL AIRE; TODOS ESTABAN SOPLANDO PARA QUE NO LES CAYERA ENCIMA.

¿Se entiende verdad? Ojalá que tu respuesta a Dios, al Dios que viene a tu encuentro no sea soplar al aire para que su llama no llegue a ti. 

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