EL ACOMPAÑAMIENTO GRUPAL DE JESÚS EN LOS EVANGELIOS



En los textos en que Jesús aparece acompañando a sus discípulos en los evangelios se pueden subrayar varios elementos que muestran un estilo peculiar en esta relación grupal:

1. SITUACIONES EN QUE SE ENCUENTRAN JESÚS Y SUS DISCÍPULOS
La situación general es la del pueblo. Los discípulos no viven ajenos a realidades como la riqueza, la discordia, la injusticia, la dominación; es en medio de ellas donde Jesús acompaña al grupo de sus seguidores. Se puede decir que las situaciones históricas son el marco sin el cual no se comprende la enseñanza de Jesús a su grupo. Pero la situación predominante es la de la misión de Jesús. El grupo de los discípulos se relaciona con todo el pueblo que escucha a Jesús y entre el cual Jesús realiza la obra que el Padre le ha encomendado. La referencia al Padre, a su proyecto de salvación, la coherencia de Jesús en torno a su misión, es una referencia necesaria del acompañamiento a sus discípulos. También aparece con frecuencia la radicalidad de la misión expresada en el camino hacia Jerusalén, en los anuncios de la Pasión. Jesús acompaña y enseña a sus discípulos en medio de la actividad misionera que vive con radicalidad y en constante referencia a esa actividad.

2. PREGUNTAS E INQUIETUDES DE LOS DISCÍPULOS
En los textos se dejan ver inquietudes de los discípulos sobre diversos temas que surgen del contraste entre las situaciones del pueblo y la predicación de Jesús. Estas inquietudes muchas veces se transforman en preguntas concretas. Por ejemplo, les inquieta la precedencia en el grupo de los discípulos, hasta cuándo es necesario perdonar a los hermanos, el criterio sobre la posesión de los bienes, la enseñanza de Jesús y su sentido preciso, el premio que merecen por haberle seguido, la manera de orar que tiene Jesús. Es relevante el ambiente de libertad que marca a este grupo de discípulos. Ellos manifiestan con espontaneidad sus inquietudes. Jesús no recrimina a sus seguidores los errores o incomprensiones que manifiestan, no se exaspera con su ritmo de crecimiento; más bien educa a los discípulos, los forma, les va exigiendo paulatinamente un crecimiento en la fe y en la experiencia del Reino de Dios. Su enseñanza tiene que ver con estas inquietudes que surgen en los discípulos a raíz de aquello que observan y aprenden en medio de la actividad evangelizadora del Maestro.

3. LA ENSEÑANZA PRIVADA DE JESÚS A SUS DISCÍPULOS
Es una enseñanza muy situada en el contexto histórico-social del pueblo y en las inquietudes y preguntas que se plantean los discípulos. Jesús no enseña sistemáticamente un conjunto de verdades, tampoco es propagador de una ideología. La enseñanza parte de su propia experiencia e intenta convertirse en vida práctica en los discípulos. Habla con la autoridad de quien vive los valores y el estilo de existencia que proclama. Esta es su manera de ser maestro. Su presencia entre ellos es cercana, amigable y familiar. Para Jesús el primer lugar donde se experimentan los valores evangélicos de servicio, alegría, caridad, perdón, es la comunidad de sus discípulos. Enseña la buena noticia del reino de Dios siendo ejemplo entre ellos, no sobre ellos. Es una enseñanza amplia y abierta que incorpora los aspectos de la vida ordinaria. Es también aplicable a las situaciones que viven los discípulos. Se puede decir que es una enseñanza para los discípulos, de modo que en ella se adivina una clara intención formativa, intenta hacer discípulos que realicen coherentemente los valores del Reino de Dios a semejanza de su maestro.

4. JESÚS CONFRONTA A SUS SEGUIDORES
No es neutra la enseñanza de Jesús. Con frecuencia toca el modo de vida de las personas a quienes se dirige. Se enfrenta con ellas exigiéndoles conductas individuales y grupales para el futuro. La enseñanza se complementa con un momento en que se dirige a ellos en segunda persona. De esta manera, una enseñanza válida para muchos otros, se personaliza hasta convertirse en una exhortación que compromete a las personas. En su confrontación hay una fuerte referencia al "nosotros" del grupo de los discípulos y a la pertenencia a ese "nosotros". Exige unas conductas que deben ser seguidas en ese grupo concreto. Jesús no pide a sus discípulos que tengan muchas cualidades, o un comportamiento determinado en su pasado; su exigencia se ordena al futuro y a un futuro entendido en el contexto comunitario. No pide a los discípulos adecuarse a un ideal de tipo moral, sino dejarse penetrar por el misterio del Reino de Dios, adquirir los valores y conductas que correspondan a tal misterio, del cual el mismo Jesús es testigo. Su vida personal está marcada por el anuncio del Reino; vive sujeto a la voluntad del Padre e invita a los discípulos a seguirle en esta radical disponibilidad. Se puede decir que Jesús educa para el Reino de Dios, confronta para llevar a sus amigos a una sujeción absoluta a la voluntad del Padre.

5. EL ACOMPAÑAMIENTO DE JESÚS PROMUEVE UNOS VALORES


El proceso que Jesús sigue con sus discípulos promueve una serie de valores que solamente se comprenden desde la conciencia de la proximidad del Reino de Dios. Sin embargo dichos valores no constituyen una moral de tipo individualista; son valores para ser vividos en el ambiente comunitario del grupo de los discípulos: el servicio mutuo, el perdón de las ofensas, la confianza en el Padre y en su providencia, la pobreza, la escucha de la palabra, la tolerancia, la perseverancia. Su enseñanza tiene como finalidad regir la conducta de los discípulos desde los valores que han recibido como buena noticia. Se puede decir que es un grupo en creciente identificación con los valores que el maestro vive y anuncia. El núcleo de esa convocación lo constituyen Jesús y los valores del Reino.

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