Lectio Divina del XXIII Domingo del Tiempo Ordinario, Marcos 7, 31-37
Ven,
Espíritu Santo,
y envía del
Cielo
un rayo de
tu luz.
Ven, padre
de los pobres,
ven, dador
de gracias,
ven luz de
los corazones.
Descanso en
la fatiga,
brisa en el
estío,
consuelo en
el llanto.
Sin tu ayuda,
nada hay en
el hombre,
nada que sea
bueno.
Lava lo que
está manchado,
riega lo que
está árido,
sana lo que
está herido.
Marcos 7, 31-37
7,31: Después salió
de la región de Tiro, pasó por Sidón y se dirigió al lago de Galilea
atravesando los montes de Decápolis. 7,32: Le llevaron un hombre sordo y
tartamudo y le suplicaban que pusiera las manos sobre él. 7,33: Lo tomó, lo
apartó de la gente y, a solas, le metió los dedos en los oídos; después le tocó
la lengua con saliva; 7,34: levantó la vista al cielo, suspiró y le dijo:
Effatá, que
significa ábrete. 7,35: [Al momento] se le abrieron los oídos, se le soltó el
impedimento de la lengua y hablaba normalmente. 7,36: Les mandó que no lo
dijeran a nadie; pero, cuanto más insistía, más lo pregonaban.
7,37: Estaban llenos
de admiración y comentaban: Todo lo ha hecho bien, hace oír a los sordos y
hablar a los mudos.
1. LECTURA ¿Qué dice el texto?
En este domingo, leemos y meditamos la Palabra del Señor en el Evangelio según San Marcos. Recordemos que este evangelista escribe principalmente para los cristianos que viven en el Imperio romano, y que no conocían las costumbres judías.
El relato inicia
presentándonos a Jesús, volviendo de visitar tierras extranjeras, hasta el momento
o se había desplazado por la región de Galilea, y demás lugares circundantes.
En la región de Tiro, estaba la ciudad de Sidón; estos lugares eran conocidos
como Fenicia, caracterizados por una cultura, religiosidad e impronta muy
diferentes al contexto geográfico donde Jesús nació y creció. Estos no eran
lugares propiamente judíos.
Jesús se dirigía al
Mar de Galilea, y para llegar atravesó el territorio de la Decápolis, palabra
griega que quiere significar “diez ciudades”. Al llegar, le presentan una
persona sordomuda para que le impusiera las manos. Esto significa que quienes
allí vivían, sabían quién era Jesús, habían oído hablar de Él, y por lo tanto
conocían sus milagros y curaciones. De allí que lo primero que piden es una
curación a través de la imposición de sus manos, para un sordomudo.
Los Evangelios nos
relatan muchos milagros obrados por Jesús, y éste es uno de ellos. Todo
milagro, además de ser un acto sobrenatural, es una pedagogía. Es decir Jesús
no solo cura u obra por bondad, sino también porque quiere enseñar algo por
medio de lo que realiza. A través de los milagros, Dios manifiesta su amor. El
milagro también permite al hombre descubrir a Dios, y abrazar la fe.
Al curarlo no lo
hace como si fuera uno más entre tantos, ni tampoco se queda solamente
imponiéndole sus manos como le pedían, sino que lo aparta de la multitud, y
pone su dedo en su oído, y toca su lengua con saliva. Jesús se hace cercano,
sale al encuentro del otro, toca su “carne”, poniendo en el centro de su misión
a los más pobres, enfermos y necesitados.
La curación va
unida a una actitud orante de Jesús mirando el cielo, este hace referencia a la
presencia de Dios Padre, diciendo “Effatá”, que traducido del arameo significa
“ábrete”. Esto es lo que Jesús vino a hacer al mundo, a “abrir”, a liberar,
para hacer al hombre capaz de vivir en plenitud la relación con Dios y con los
demás.[1]
2. MEDITACIÓN ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?
A través de la muchedumbre que se acerca a Jesús, nos da un ejemplo de vida, ya que a nosotros nos falta ese contacto con él, en cambio esas personas van con toda confianza hacia él, sabiendo que encontrarán la sanación, tanto física como espiritual.
Nosotros también
debemos convertirnos en medio del acercamiento de Dios al prójimo. En el mundo
existen muchos sordos que no quieren oír de Dios, sino que se encierran en las
cosas que les ofrece el mundo; pero nosotros ante esa situación tenemos que ser
la voz de Dios, el cual se ha revelado en Jesucristo.
3-ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?
Señor danos la posibilidad de conocer tu belleza y tu bondad a través de todo lo creado. Que podamos abrir nuestros oídos a la escucha de tu voz; que en cada momento resuene en nuestro interior, para seguir anhelando los tesoros del cielo y no los de la tierra.
Enséñanos a poder
desprendernos para acércarnos como tú al que más sufre. Que ese acercamiento se vea reflejado
en nuestras acciones y entrega al prójimo. Haz que comprendamos cómo los bienes
que nos da se multiplican al compartirlo, sobre todo con quienes se encuentran
en pobreza.
Ven Espíritu Santo
y ábrenos a la realidad en que vivimos
para que podamos captar en ella la
voluntad de Dios y seguirla. Danos un oído atento para escuchar las voces del
tiempo, un corazón sensible a las necesidades de los hermanos más débiles y una
mente lúcida para poder servir.
4-CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo o
interiorizamos la Palabra de Dios?
Puedo percibir que
no te importa romper los esquemas con tal de restablecer y devolverle la
dignidad de esas personas con quienes te
relacionanabas. Tu amor y humanidad va más allá de lo establecido.
5-ACCIÓN: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?
Te pido Señor que me ayudes a ser más consciente de mis actos y pueda en cada circunstancia ver tu rostro en el que sufre, despojarme de mi yo, para poder donarme al otro y ser más cercana con todos. Me comprometo a testimoniar a Jesús a nuestros amigos que no creen, “abriendo” sus oídos y corazones a la ternura de Dios., a través de la oración y mirando qué quiere Dios de mí en cada acción que realizo y ser más consciente de ello.
Santa Isabel Mojica, Novicia MAR
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