ESPIRITUALIDAD MISIONERA

Rasgos de Espiritualidad misionera:

Vivir según el Espíritu: Es dejar actuar al Espíritu en nuestra persona, respondiendo a sus mociones  y yendo por sus veredas.

Dejarse tocar por la voz amorosa de Dios Trino: Dios es Padre todo amoroso quién nos ha creado por amor, nos ha hecho de barro y dado vida, el amor de Dios es manifestado en su plenitud en la persona de Jesús, su Hijo quien encarnándose en el seno de María se hizo de condición humana, padeció, vivió su pasión hasta la muerte en la cruz y todo lo hizo por amor; resucitó al tercer día, subió a los cielos y en el Espíritu cumplió su promesa de no dejarnos solos. El misionero debe vivir en continua escucha de la voz de Dios, descubriendo en ella su voluntad.

Configurarse con Cristo: El misionero como fruto de su oración poco a poco se va configurando con Cristo, se va haciendo más semejante a su Maestro, quien donó su vida al servicio de sus hermanos, por lo tanto el misionero también debe donar su vida a sus hermanos, como hermano universal.

Tener raíces fuertes: Una casa sin cimientos fuertes ante cualquier sacudida se desploma, de igual manera cuando nuestra persona no está cimentada se cae, debemos ser sarmientos bien adheridos a la Vid.

Responder al llamado a la santidad: La llamada universal que Dios nos hace es a la santidad, independientemente de la vocación específica de cada persona. Respondamos con generosidad a la llamada de Dios y andemos por su camino.

Andar en el camino de hermanos: Al igual que el buen samaritano, andemos por el camino de los hermanos, no seamos indiferentes ante el hermano que sufre, hoy en día a diario encontramos hermanos necesitados de una mano, cojámoslo pues y llevémoslo en nuestra cabalgadura. “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí.” (Mt 25, 40)
Búsqueda de Dios: “Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en ti” (san Agustín). El hombre solo encontrará la verdad en Dios, pero es necesario hacer un trabajo de búsqueda, buscar a Dios que nos ha buscado primero y nos atrae hacia sí con lazos de amor.

Apertura del corazón: La única manera de dejar que el Espíritu Santo nos guíe es abriéndole nuestro corazón de par en par, ser dócil al Espíritu y caminar según el Espíritu.

Fortalecimiento de la fe: Dios es nuestra única seguridad en el camino; todo misionero debe afianzar su confianza en Dios para permanecer de pie y fuerte ante las tribulaciones que implica la misma misión.

Palabra de Dios como uno de los medios prioritarios: Comer todos los días Palabra de Dios… ese debe de ser el alimento del cristiano y más aún del misionero, en ella Dios habla, nos da sus invitaciones y desde ella el hombre va realizando su proceso de conversión, pues qué mejor discernimiento que interpelarse por la Palabra de Dios que nunca pasa.

Somos barro, pero Dios construye desde lo que somos: Cuando la persona se entrega a Dios es capaz de reconocer su miseria, pero sin desánimo, más bien reconociendo la inmensa misericordia que ha tenido Dios con él a lo largo de la vida. Dios se vale de cada uno de nosotros para hacer su obra; lo importante es confiar en Él y saber que nosotros no podemos solos pero que para Dios nada es imposible.

Apertura a la realidad: Para que un cristiano, misionero, realice el plan de Dios, debe estar en continua salida de sí mismo para percatarse de las necesidades que le rodean y así buscar dar respuesta a ello.

Proceso continuo de conversión: Responder a la llamada a la santidad es vivir en continua conversión, nunca podremos confiarnos y pensar que hemos llegado a la perfección, ¡¡NO!! La vida es una continua conversión, es levantar el corazón a Dios y dejarlo prendado en Él. Nuevamente es reconocer nuestro pecado y confiar en la gracia de Dios y dar gracias, como lo hizo el leproso extranjero, que regresó para dar gloria a Dios.


Donación: Entregar la vida al 100% a Dios, responder con gratitud siguiendo los pasos de Jesús. Es una entrega total (indivisa).


Miriam Viviana Horta Colín, Novicia MAR

Comentarios

Entradas más populares de este blog

No llores si me amas. Carta de San Agustín a su madre (Santa Mónica).

LECTIO DIVINA- IV DOMINGO DE PASCUA-CICLO B- JUAN 10, 11-18

La Regla de San Agustín, Introducción y comentario de Nello Cipriani, OSA