¿Qué implica para mí el seguimiento de Jesús en este estilo de vida?

El seguimiento desde lo vivido y experimentado implica  una donación y entrega al proyecto de Dios, que conlleva  un despojo de mi  persona. En este sendero me siento  enviada al igual que Jesús a ser consuelo y compañía para el que sufre. Llamada a  ser una persona de caridad que anuncie con su vida el amor de Dios, para ser un  signo visible de ese amor, en los lugares donde no se conoce a Dios.

El seguimiento de Jesús es una experiencia, un encuentro de la persona de Jesús en el otro; un don de Dios, el cual debo apreciar cada día y sentirme feliz por haberme elegido entre tantos. El seguimiento lo he podido experimentar en el encuentro conmigo misma  y con el hermano, desde la experiencia vivida. Esta experiencia ha marcado mi existencia.

Cada vez que voy conociendo más la persona de Jesús, me enamoro de su forma de actuar, de amar y apasionada al igual que él por el Reino. Este seguimiento me lleva cada día a discernir la voluntad de Dios.

El seguimiento de Jesús conlleva  dejarlo todo, pero sabiendo afrontar las consecuencias que acarrea esta decisión. Pero tengo la certeza de que Dios camina a mi  lado . Es También   afrontar con valentía y coraje el camino, dejando atrás el miedo de las críticas de los demás y aferrarme al amor de Dios ,que es único  e incomparable. Dios me  invita a no dejarme paralizar por el miedo y mis propias críticas.

Nadie puede decidir por mi  vocación, solo Dios. El camino no es fácil, pero vale la pena arriesgarlo todo por amor a mi  único amor. Es abandonarme en brazos de Dios y confiarle mi vida. A través de cada dificultad y crisis él me va haciendo más fuerte. Dios es la fuerza de mi  corazón.

En este trayecto Dios va sanando y curando mis  heridas, tanto personal, familiar y comunitaria. En cada ser está Dios y siempre nos habla por medio de ellos, nos quiere hacer más fuertes y ayuda a romper barreras que me paralizan por momentos, pero no olvidar de  que Dios es mi  consuelo y en él está mi esperanza.

Y ¿quien dijo que el camino del discípulo es cosa fácil? , púes no, hay que seguir luchando por lo que amo. Ser feliz a pesar de las dificultades que pueda  tener en el seguimiento de Jesús. Me siento adherida a la vida de Jesús; a ser testimonio de amor y alegría en esta misión.

En este caminar me siento al igual que Jesús bienaventurada de trasmitir con lo que voy recibiendo mi experiencia de Dios, con quienes comparto; sabiendo que lo que recibo gratis debo darlo gratis. En este seguimiento el establecer mi relación con Él, me he mantenido fiel a su amor.

En este recorrido me siento llamada a lanzarme a las periferias y a salir de mí para darme a los demás. Dios me va manifestando su rostro en cada  ser humano, y eso mueve en mi interior unas fuerzas para contribuir a formar  comunidad de amor.

Cada día que pasa me siento necesitada de la gracia de Dios, principalmente en esos momentos de dificultades, pero a la vez me siento amada por Dios; un amor de Padre a hija, mediante mí encuentro con él en la oración. Este medio me ayuda a seguir dando pasos y no dejar de avanzar. Cada día le pido a Dios el don de la Fe, ya que  seguir a Jesús implica una confianza en Él.

El seguimiento a Jesús exige ciertas condiciones que hay llevar a cabo en este sí que le he dado a Él. Es una adhesión a él en el que ya no me pertenezco. Me exige despojarme de mí, dejar atrás mi intereses, para abrirme a los demás. Nuestra vida cambia, pero ese cambio ya no lo veo como cumplimiento, sino en libertad.

Es también abrazar la cruz al estilo de Jesús; asumiendo las consecuencias que  trae el llevarla, pero viendo en ella la presencia de Dios. En el seguir los pasos de Jesús, voy percibiendo que no voy caminando sola, sino que a mi lado van otros que siguen este rumbo; que acompañan y dan fortaleza, para no  quedarme extasiada; que son  instrumentos de Dios en medio de mi  encuentro con el amado.

Tengo la certeza de que al dar  ese sí,  lo demás Dios lo pondrá, ya que él lo que promete lo cumple, solo tengo que perseverar y no desfallecer. También puedo decir que el seguimiento no es algo solo para los religiosos, sino que es visible a todo ser cristiano, solo que se hace esta llamada, pero no todos lo acogen.

Seguir a Jesús conlleva a dejarme afectar por esa realidad y saber que Jesús pasó por esa situación y esto lo llevó a donarse por los más pobres. Ante esa realidad estoy llamada a ver y actuar y no  ser indiferente a lo que acontece en esos alrededores; es escuchar la voz de Dios donde la vida clama.

Para terminar puedo decir que me siento y estoy enamorada de Jesús. Solo su presencia llena mi vida en este caminar.


“Prometí al Señor no dejarle nunca, por muchos y grandes sufrimientos que tuviera”; luego le pedí me ayudase a cumplir lo que acababa de prometerle.

M. Ángeles.

Santa Isabel Mojica
Novicia MAR

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