Taller de Oración y Espiritualidad II (2 al 6 de mayo en el CENTRO DE ESTUDIOS RELIGIOSOS DE BOGOTÁ)


Síntesis 2/2 

“He aquí la esclava del Señor: hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38).

Ya finalizando nuestro taller de Oración y Espiritualidad, se nos ofreció un tema muy importante: el discernimiento y “las dificultades” en la oración. Fue una mañana de reflexión y de reconocer qué nos aparta de Dios y cómo podemos regresar a nuestro primer amor. Por otro lado, reconocimos la importancia de los detalles ante el “encuentro con Dios”

Discernimiento en la Oración

La oración debe ser desde el corazón, cuando se convierte una oración de cabeza se convierte en árida.
La oración nos debe llevar a dar respuestas nuevas, teniendo la conciencia de que ella nos da vida y por ende nos hace FECUNDOS.

Vivir una experiencia de oración se convierte en oportunidad de alimentar nuestra propia experiencia orante.

Discernir la oración es verificarla. El discernimiento de la oración es algo intrínseco a la misma oración. Pues la oración busca la verdad y ella misma es alumbradora de la propia verdad. “Penetraste mi corazón con tu palabra y me encendí en tu amor” S. Agustín

La oración es un don, aunque no es fácil debemos buscar el encuentro.

Motivaciones para orar

_ “El que tiene un porqué profundo soporta cualquier cómo”. Discernimos nuestra oración cuando tenemos  conciencia de las motivaciones para orar.
_ “Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente” (Mt 6, 5).
 “La oración es un don de la gracia y una respuesta decidida por nuestra parte” (CEC 2725).
Nos preguntamos:

Cuando oras:
¿Oras creyendo que Dios va a ir delante de ti barriendo todas tus dificultades o percibes la mirada de Dios sobre tu pobreza?
¿Oras para que se realicen tus planes o para ponerte a disposición de Dios?
¿Oras para que la oración te sirva para algo o por el contrario estás ante Dios gratuitamente, simplemente estás?

EL ORANTE

_ Dios llama incansablemente a cada persona al encuentro misterioso con Él. El orante responde con todo su ser buscando ese rostro divino.
_ “Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío” (Sal 42,2). “¡Oh Dios! Tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma tiene sed de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua” (Sal 63, 2).

Nos preguntamos:

ü  ¿Oras buscando a Dios en tu vida, sabiendo que todo lo has recibido de Él, u oras creyendo que tienes derechos y le pides cuenta de lo que te sucede?
ü  ¿Oras para exhibir descaradamente tus obras ante Dios y para menospreciar desde ellas a los demás o das más vueltas, en tu corazón, a las obras del Señor que a las tuyas?
ü  ¿Oras intentando manipular a Dios por medio de tus técnicas o te acercas a Dios desde tu necesidad, acogiendo con un amén todo lo que Él te manifiesta?


EL ACTO DE ORAR

_ La oración depende de Dios y de ti. Se realiza en un encuentro de fe, esperanza y amor.
_ “El Pan desciende para tener hambre; el Camino desciende para fatigarse andando; la Fuente desciende para sentir la sed” (San Agustín).

 
Nos preguntamos:

¿Dejas que Dios sea el protagonista de tu oración y de tu vida y aprendes cada día a decir Tú y a entrar en comunión con Él?

_ ¿Oras para que Dios preste atención a tus intereses personales o te brota la alabanza, la bendición, la adoración la glorificación, la acción de gracias?

_ ¿Oras con Dios al margen de la historia de la salvación o lees en el credo de la Iglesia los acontecimientos de cada día?

LA IMPLICACIÓN EN LA VIDA

_ “Oración y vida cristiana son inseparables porque se trata del mismo amor”. La oración exige coherencia entre obras y palabras.
_ “Porque si mi hermano pasa necesidad y le cierro mis entrañas, ¿cómo va a estar en mí el amor de Dios?” (1Jn 3,17).
_ “Toma una sonrisa, y regálasela a quien nunca la ha tenido. Descubre una fuente, y haz bañar a quien vive en el fango. Descubre la vida, y cuéntasela a quien no sabe entenderla. Toma la esperanza y vive en su
luz. Toma la bondad, y dásela al que no sabe dar. Descubre el amor, y hazlo conocer al mundo” (Gandhi).
_ ¿Oras sin comprometerte en la misión que Dios te encomienda o terminas diciendo “aquí estoy”, “hágase tu voluntad”?
_ ¿Oras buscando tranquilidad y esperando que Dios canonice tu forma de vivir o la oración te compromete con gestos y palabras de amor hacia los otros?
_ ¿Se termina en ti la oración o sale a la luz con un mensaje de esperanza?

Propuesta para el MOMENTO DE ORACIÓN
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

- Busca una buena motivación para orar

¿Cuál es la razón por la que tú oras?
¿Cuál es tu interés por la oración?

Recuerda que tus motivaciones se purifican en la oración

- Preséntate ante el Señor

¿Abres tu corazón al amor que Dios te tiene?
¿Qué esperas de Dios?

Recuerda la actitud del niño, confía y abandónate.

- Dialoga con él amistosamente

¿Sientes deseos de amar al Señor en tu corazón?
¿Te atreves a dejarte mirar por él?

- Para irradiar al Dios de la vida

¿Se traduce tu oración en gestos y palabras de amor?
¿Tu oración es una manera de ponerte al servicio de los más pequeños?

Recuerda que tu vida en la oración se transforma en Pan para ser compartido.

Texto Bíblico:

“Habla mi Amado y me dice:
¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a Mí!
Porque ha pasado el invierno, las lluvias han cesado y se han
ido, brotan las flores en la vega” (Cantar de los Cantares 2,10-11).

Canto

Padrenuestro
Dificultades en la Oración
Cuando oramos, caemos en la tentación de pensar si lo hacemos bien o no y es este pensamiento el que muchas veces se convierte en la principal dificultad cuando oramos, bien sabemos que cuando no se tiene el hábito se torna más difícil de hacer silencio y de entrar en nuestro interior.

Cabe destacar que cada orante tiene sus propias dificultades.

_ Frases que se oyen y pensamientos presentes: “¿Para qué orar si no es rentable?”, “no tengo tiempo”, “no sé cómo se ora”, “no me hace falta para nada”... Quizá tenemos ganas de orar y de hacerlo bien, pero ¿cómo hacerlo?, ¿a quién acudir?

_ Aprender un lenguaje nuevo. Cuesta tiempo y esfuerzo. Nos hemos alejado demasiado de la actitud del niño y nos hemos olvidados de la sencillez y confianza en Dios en nuestra oración.Si no os hacéis como niños... no aprenderéis el lenguaje de la oración”.

_ Reales o ficticias. Lo básico para orar es querer orar, querer hacer un camino de encuentro con Dios. Teniendo esta motivación bien clara, se pueden afrontar las dificultades que aparecen en el proceso.

_ Un sano realismo. ¿Cómo conjugar con realismo la consigna del Evangelio “Orad sin cesar”  San Benito Abbad nos deja una frase hermosa para poder conjugarlo “Ora y Labora”, todo lo que hagas ofrécelo al Señor, vive un constante discernimiento aún en medio de las tareas y quehaceres diarios.

_ El mundo no es una clausura. La solución a este problema no puede ser la de convertir el mundo en un monasterio. No se puede pedir prestado un programa de monjes de clausura. Para orar no hay que huir del mundo.

_ Decirse la verdad. “El hombre, en general, no ora de buena gana y fácilmente experimenta en la oración tedio, embarazo, repugnancia e incluso animosidad. Cualquier ocupación se le antoja más interesante e importante y se dice a sí mismo ‘no tengo ahora tiempo para orar’, o ‘aquella ocupación es más urgente ahora’... Es mucho mejor no emplear tales ardides y decir sencillamente: ‘no quiero orar’ (Romano Guardini).

_ Hay tiempo. A pesar del trajín, hay tiempo. “Si tratamos de perder un poco menos, tendremos más” (A. Bloom). La falta de tiempo suele ser falta de interioridad, interioridad que Agustín sólo encontraba dentro de sí, en su interior, vaciándose de sí mismo para poder dejar que Dios entrara en su vida.

_ Importancia del cuerpo en la oración. Pensamos que oramos con la mente, con el corazón, pero no con el cuerpo. En realidad es la persona entera la que ora.

_ Descubrir la riqueza de nuestro cuerpo. Todo nuestro ser ha sido creado por Dios. El espíritu se manifiesta en el cuerpo. Nuestro cuerpo y sentidos son las ventanas para recibir todo lo que nos rodea. Es necesario ser perceptivos en la oración, no quedarse sólo en las globalidades que nos rodean, sino también en los pequeños detalles, así como Elías percibió el paso de Dios en una brisa ligera y no en un viento huracanado. Muchas de las dificultades de la oración provienen de nuestro cuerpo: nerviosismo, tensión corporal, cansancio físico, sueño, falta de sosiego y serenidad.

Para ello es importante:
- una postura corporal correcta.
- pacificación y silencio muscular corporal.
- procurar centrar la atención.
- ofrecerse al Señor.

_ Importancia de la afectividad en la oración. No basta orar con los labios. Es necesario orar con un corazón en silencio, en paz y abierto a la presencia amorosa de Dios. Él nos ha creado para ser felices. Necesitamos vivir en paz, con amor y aceptación de nosotros mismos, de los demás y de la vida, con una actitud positiva y optimista, con serenidad y armonía. Esta es la riqueza de nuestro mundo afectivo.

_ Tomar conciencia de la distorsión de nuestra afectividad. Muchas veces vamos a la oración cargados de estados de ánimo negativos: enfados, agresividad, rechazo, ansiedad... que no nos dejan profundizar en la oración, es por esto que es importante fomentar la serenidad y la paz. Antes de la oración debemos preparar nuestro corazón para el encuentro con Dios, debemos liberarnos de enfados, agresividades, resentimientos; aprender a relativizar las cosas quitándoles importancia; procurar mirar esos sentimientos, esos estados de ánimo, esas emociones... con el corazón, con bondad, con comprensión, con ternura... “No os preocupéis por el mañana...” “Mi paz os doy, mi Paz os dejo...” “Permaneced en Mí y yo en vosotros...” vive el presente, el aquí y el ahora con Dios.

_ La dispersión de la mente en la oración y en la vida. Estamos habitualmente divididos, nos resulta difícil centrarnos en algo, somos víctimas de un continuo parloteo, surgen en nosotros pensamientos negativos y angustiosos. Cuando nos sintamos divididos pidamos a Dios la gracia de que calme nuestros pensamientos, deseos, inquietudes y preocupaciones.

_ Silenciar los ruidos y distorsiones de la mente. Se trata de convertir la mente distraída en mente despierta y atenta; la mente inquieta, en mente vigilante; la mente dispersa, en mente centrada; la mente ruidosa en mente silenciosa. “Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y me abre la puerta entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo” (Ap 3,20).

Este camino de superación de las dificultades nos lleva al encuentro de amor con Dios. Orar consiste en la unión de amor con Dios en el centro de nuestro corazón. Dios en mí, yo en Dios,  En profunda unidad con nuestro Padre comunidad de vida y amor.

Pistas para Orar

- Invocamos al Espíritu Santo, que nos guía a la verdad completa de nosotros mismos y de Dios, y nos capacita para el encuentro amoroso con Él.

“Nadie puede decir ‘Jesús es el Señor’, sino guiado por el Espíritu
Santo” (1 Co 12, 13)
“Es Espíritu nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre!” (Rm 8,15).

- Canto o mantras:
Ven, Señor, Jesús.
Aquí estoy.
Hágase en mí.

- Texto Bíblico

Miramos nuestro cuerpo..., sentimientos..., estados de ánimo… emociones... con el corazón, con bondad, con comprensión, con ternura.

- Reflexión Orante:

Ahora te amo a ti solo, a ti solo sigo y busco, a ti solo estoy dispuesto a servir, porque tú solo justamente señoreas; quiero pertenecer a tu jurisdicción. Manda y ordena, te ruego, lo que quieras, pero sana mis oídos para oír tu voz; sana y abre mis ojos para ver tus signos; destierra de mí toda ignorancia para que te reconozca a ti. Dime adónde debo dirigir la mirada para verte a ti, y espero hacer todo lo que mandares. (…) Ahora comprendo la necesidad de volver a ti; ábreme la puerta, porque estoy llamando; enséñame el camino para llegar hasta ti. Sólo tengo voluntad; sé que lo caduco y transitorio debe despreciarse para ir en pos de lo seguro y eterno. Esto hago, Padre, porque esto sólo sé y todavía no conozco el camino que lleva hasta ti. Enséñamelo tú, muéstramelo tú, dame tú la fuerza para el viaje. Si con la fe llegan a ti los que te buscan, no me niegues la fe; si con la virtud, dame la virtud; si con la ciencia, dame la ciencia. Aumenta en mí la fe, aumenta la esperanza, aumenta la caridad. ¡Oh cuán admirable y singular es tu bondad!

- Canto de ofrecimiento al Señor:

https://www.youtube.com/watch?v=dXWlzTivVVo

Wenderlyng Reyes Novicia MAR



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