Encontrar a Dios en el hermano

El día de ayer (domingo 26) el Señor nos invitaba concretamente a no agobiarnos tanto por las preocupaciones que puedan surgir en el día a día y de esta manera confiarnos y abandonarnos en sus brazos paternos y amorosos pues él nunca nos deja solos.

En la comunidad hay un día que nos corresponde el servicio de la portería y el teléfono, ayer por la tarde sonó el timbre, cuando miré por la ventana era nuestro amigo Mauricio Páez; Mauricio es un joven huérfano, él vive con sus 2 hermanos quienes muchas veces lo golpean salvajemente y su única forma de ganarse unos pesos es trabajando en lo que le ofrezcan los vecinos.

Cuando le abrí le pregunté si había almorzado y con mirada triste y avergonzada respondió “No”, le dije que esperara mientras buscaba algo para darle.

Al regresar, empezamos a hablar y sin duda, siento que en este momento se manifestó Dios, él con tantas dificultades, con tantas razones para sentirse solo y estar triste, sólo confía en Dios y en su providencia.

Muchas de sus respuestas ante mis preguntas fueron estas:

-¿Estás solito Mauricio? Y me respondió “no, Dios siempre está conmigo”

-Mauricio, ¿qué desayunaste? “pues un caldito que me dio una amiga por ahí, nada más, ¿pa´ qué tanto? Toca pedir una sola cosa”.

-Hermanita, yo quisiera escribirles una carta a todas las hermanitas, pero no sé escribir, tengo que buscar a alguien para que me la escriba, yo siempre le pido a Dios por ustedes que son mis amigas y son las que me ayudan”

-Mauricio, ¿qué te pasó hoy que no te vimos en misa? “estaba haciendo un favor a una vecina, cuando ustedes no me vean, no dejen de rezar por mí.

Mientras lo escuchaba, generaba en mí una sensación de ternura, de cercanía y de agradecimiento a Dios por su vida y por la experiencia que internamente yo experimentaba. Él no se agobia si no tiene lo que necesita, él no exige, él confía y se abandona en las manos de Dios, mientras que nosotros con tanto no sabemos aprovechar lo que tenemos, él solo tiene la certeza que con Él está un Dios que lo protege y lo habita.

Gracias, Señor, por permitirme vivenciar y comprender de una manera tangible tu palabra, gracias porque en la mirada de Mauricio estaba tú, gracias porque me invitas a confiar más y exigir menos.
WENDERLYNG REYES/ NOVICIA MAR


Comentarios

Entradas más populares de este blog

No llores si me amas. Carta de San Agustín a su madre (Santa Mónica).

LECTIO DIVINA- IV DOMINGO DE PASCUA-CICLO B- JUAN 10, 11-18

La Regla de San Agustín, Introducción y comentario de Nello Cipriani, OSA