MEMORIA AGRADECIDA POR EL XXXII ANIVERSARIO DEL MARTIRIO DE NUESTRA HERMANA CLEUSA CAROLINA RODY COELHO. MISIONERA AGUSTINA RECOLETA. LÁBREA 1985-2017



Quisiera en esta ocasión hacer mención de una semblanza. La semblanza de nuestra hermana Cleusa, que dio su vida por la causa indígena hace ya 32 años en las riberas del Purús amazónico.

Volver a escribir de ella, es volver a recordarme el legado que tenemos en el corazón de la congregación, que es corazón de nuestra vida consagrada para la misión.

Y hoy Cleusa me hace evocar el texto de Romanos 12, 1 que dice:

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos  como Hostia viva, santa, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.

Y Cleusa fue para nosotras y para sus pobres ribereños ejemplo de Hostia viva; por eso podemos resaltar que:

COMO MISIONERA

-Fue tenaz en su fe,
-Entregó su vida a Dios,
-Derramando su sangre a favor de la paz y la justicia.
-Don Pedro  Casaldáliga le concedió el título de mártir de la causa indígena”
-Creemos que lo es.
-En ella encontramos la persistencia en la búsqueda de los derechos de los indios,
- Su compromiso fue  radical.
CONSECUENCIAS…Su muerte por la causa indígena es continuación de una vida totalmente entregada a los más necesitados.

Vivía para los demás hasta entregar su última gota de sangre…
Lo hacía todo por amor a Dios y a los demás, como cristiana y religiosa”.

 ”El profundo amor a Dios expresado en la persona del hermano culminó, ahora como siempre, en el martirio y en la cruz”.

COMO AGUSTINA
-    Procuró vivir lo que indica la regla de san Agustín: habitar unánimes y concordes en la casa del Señor, teniendo una “sola alma y un solo corazón dirigidos hacia Dios” (R.1,2).
-    En ella no había distinción de raza ni color. Vivió en fraternidad y la ofreció a todas las personas que tuvieron la suerte de compartir con ella momentos especiales de su vida, de su amistad, tanto en lo material como en lo espiritual.
-    Vivió la vida religiosa en la iglesia según el espíritu de san Agustín, expresado en la Regla, que invita a poner todo en común y a compartir (R1,3). Ella así lo expresó con la comunidad y con los pobres.
-    Asumió con responsabilidad este espíritu, participando de los cursos, retiros y encuentros promovidos por la congregación. Su presencia en la comunidad era siempre constructiva, valoraba a las hermanas, realzaba lo positivo de cada una, lo que contribuía al crecimiento de todas. Su manera de ser alegre y su forma de compartir, comentar, dialogar, sugerir y cuestionar, siempre enriquecía a la comunidad, a la cual se sentía unida.

Ma. Lourdes escribirá:
"La hermana Cleusa vivió profundamente el carisma de la recolección: el espíritu agustiniano. No se detenía solo en la observancia de lo prescrito, iba siempre más allá, en una donación realmente de amor, en la vivencia de su vocación. Ciertamente, nunca habrá negado algo a Dios conscientemente".
COMO RECOLETA
-    Fue fiel al espíritu de la recolección. Vivió en proceso continuo de recogimiento y conversión para escuchar la palabra de Dios que habla al corazón; para ser iluminada por Cristo, maestro interior, sin el cual el Espíritu Santo a nadie ilumina, y donde encuentra a los hermanos.

-    Dedicaba mucho tiempo a la lectura espiritual  (vs. TV). Vivía con austeridad, espíritu de sacrificio y penitencia. Reflexiva y recogida, su espíritu de fe lo expresaba de un modo especial en la oración, que llevaba cada día a la vida.

-    Escuchaba la voz del Espíritu, lo que le permitía leer los signos de los tiempos, afrontar las dificultades de cada momento, caminar con los pobres y aprender de ellos. Se esforzaba siempre por cumplir la voluntad de Dios y aceptaba gustosa lo que se le mandaba, porque en ello veía dicha voluntad.

-    El hecho de consagrarse al Señor por la profesión religiosa, el haberse mantenido fiel hasta dar la vida por la causa de aquel a quien consagró todo su ser, coronan su entrega incondicional. Tenía muy clara la necesidad de hacer la voluntad de Dios.

-    Su disposición y recogimiento en la capilla llamaban la atención. A veces dedicaba más tiempo del establecido por las constituciones de la congregación.

-    Fomentaba el silencio como actitud de vida e invita a los demás a vivirlo. Decía que “el silencio nos disciplina, haciéndonos esperar la respuesta de Dios”.

-    El culto y adoración a la eucaristía eran en ella muy notables.

La esposa de un pastor presbiteriano nos dejó este hermoso poema que nos habla de su desprendimiento total y su gran libertad interior. Que el testimonio de Cleusa nos siga hablando, golpeando, interpelando para que nuestra vida, desde los dones recibidos, sea vida en abundancia y vida que se dona y enriquece a los hermanos.

¿Extranjera?
Sí, soy cristiana.
Mi patria es más allá
Es la patria de Dios
 Donde añoranzas no hay,
Ni lágrimas, ni dolor,
Solo existe el amor.

¿Forastera?
Sí, soy cristiana.
Posada no tengo fija.
Estoy siempre llegando,
Quedando y partiendo.
Toda la tierra es patria
Y la patria –tierra extranjera,
En el cielo- la verdadera.

¿Peregrina?
Sí, soy cristiana.
Peregrina feliz,
Nada tengo y nada soy,
El hogar abandoné.
En el Otro me perdí
Y en él me encontré.

¿Extranjera? Sí.
¿Forastera? Sí.
¿Peregrina? Sí.
En camino de la Patria estoy:
Cristiana soy.

NOTA: Esta semblanza está extraída de "LÁMPAARAS ARDIENTES". Cleusa Carolina Rody Coelho, sangre derramada. Autora: Rosalina Menegheti, MAR.

NIEVES MARÍA CASTRO PERTÍÑEZ. MAR

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