SAN ANTONIO ABAD: UNA VIDA DESDE EL EVANGELIO

La Iglesia está constantemente recordando la memoria y la vida de hombres y mujeres santos que han dejado el testimonio de sus vidas como ejemplo y modelo de seguimiento a Cristo y al proyecto del Reino de Dios. El 17 de enero se recuerda de manera especial la vida de San Antonio Abad, un hombre que llevó a las últimas consecuencias el evangelio de Cristo. Él a los veinte años de edad queda huérfano de padres, heredando una gran fortuna, pero, un día se encuentra con las palabras de Jesús: "Si quieres ser perfecto, vende lo que tienes, y dalo a los pobres". Luego oyó leer en un templo aquella frase de Cristo: "No os preocupéis por el día de mañana", así que fue y vendió todo cuanto tenía y repartió todo entre los pobres quedándose él en la pura pobreza, luego fue a vivir a las afueras de la cuidad con la confianza solo en Dios. 
Vivía en soledad y en oración continua, cerca de ese lugar vivían unos monjes de los cuales él aprende a orar y le enseñan a leer ya que no sabía leer ni escribir.

Cuando abraza la vida ermitaña sufre fuertes tentaciones del demonio, éstas iban desde las cosas materiales que había dejado hasta tentaciones impuras. Él las vencía con oraciones y ayunos. Se dice que un día el demonio al ver que no podía vencerlo lo golpeó fuertemente en la cabeza dejándolo sin sentido, un amigo que lo encontró lo dio por muerto y cuando estaba en los preparativos de los funerales recobró el sentido y regresa a su celda a continuar con sus oraciones y ayunos.

Después de estas tentaciones decide retirarse a un lugar más solitario y estar solo con Dios, alimentándose con un poco de pan al día y un poco de agua. Su fama de santidad atraía a muchos para ser aconsejados por el Santo, hasta que un día un grupo de hombres queriendo vivir la vida que él llevaba, deciden organizar varias chozas individuales para que los que en ella habitaran se practicara la vida acética y comer del propio trabajo.


En la vida de San Antonio Abad vemos la fuerza que tienen las palabras del evangelio y cómo puede cambiar radicalmente la vida de la persona cuando se encuentra con ella y la acoge como una forma de vida, también nos enseña que en el seguimiento las tentaciones del demonio no se hacen ausente pero que a la vez es una oportunidad de fortalecer la opción de vida y vocación a la que cada uno es llamado, de igual manera es una ocasión para cimentar firmemente la fe y confianza en Dios. 

Por otro lado, hay que tener muy en cuenta que en las pruebas y tentaciones Dios no nos deja y nos da la fuerza para salir victoriosos, pidamos pues la intercesión de San Antonio Abad y la de todos los santos para que seamos fieles a la llamada de Dios a ser testigos de su amor y la extensión de su Reino aquí en medio de sus hijos peregrinos en la tierra.

Cruz M. Ajpacajá
Novicia MAR

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