LECTIO DIVINA, V DOMINGO DE PASCUA, CICLO C, SAN JUAN 13, 31-33A. 34-35.


“MI AMOR ES MI PESO”
SAN AGUSTÍN.





ORACIÓN

Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de sabiduría: dame mirada y oído interior para que no me apegue a las cosas materiales, sino que busque siempre las realidades del Espíritu.
Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de amor: haz que mi corazón siempre sea capaz de más caridad.
Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de verdad: concédeme llegar al conocimiento de la verdad en toda su plenitud.
Ven a mí, Espíritu Santo, agua viva que lanza a la vida eterna: concédeme la gracia de llegar a contemplar el rostro del Padre en la vida y en la alegría sin fin. Amén.

CONTEXTO

El Evangelio de este día pareciera que no concuerda con el tiempo litúrgico que estamos viviendo (Pascua). Sin embargo, es un texto que presenta un momento clave, puesto que, en este pasaje, Jesús explica a sus discípulos el sentido de su muerte y les da su principal mandamiento, “el mandamiento del amor”. Mandamiento esencial que debe dinamizar y regir nuestra vida cristiana y el de toda la Iglesia como Cuerpo de Cristo.

TEXTO

Evangelio según San Juan 13, 31-33a. 34-35
Cuando Judas salió, dijo Jesús: Ahora ha sido glorificado el Hijo del Hombre y Dios ha sido glorificado por él. Si Dios ha sido glorificado por él, también Dios lo glorificará por sí y lo hará pronto. Hijitos, todavía estaré un poco con ustedes. Les doy un mandamiento nuevo, que se amen unos a otros como yo los he amado: ámense así unos a otros. En eso conocerán todos que son mis discípulos, en el amor que se tengan unos a otros.

¿QUE DICE EL TEXTO?

El Señor Jesús afirma que les da un nuevo mandamiento a sus discípulos, esto es, que se amen mutuamente… ¿Pero no existía ya este mandamiento en la antigua ley del Señor que prescribe: “Amaras a tu prójimo como a ti mismo” (Lev. 19,18)? ¿Por qué razón el Señor llama nuevo a un mandamiento que parece ser tan antiguo? ¿Será que es nuevo porque nos despoja del hombre viejo para revestirnos del nuevo? Sin duda. Hace nuevo a quien lo escucha o, mejor, a quien lo practica. Pero el amor que regenera no es el meramente humano, sino aquel que el Señor caracteriza y cualifica con las palabras: “Como yo os amé”.
Este es el amor que nos renueva, para que nos hagamos hombres nuevos, herederos de la nueva alianza, cantores de un cántico nuevo. Este amor, hermanos queridos, renovó a los antiguos justos, a los patriarcas y a los profetas y, de todo el género humano disperso por la tierra, forma un nuevo pueblo, cuerpo de la nueva Esposa del Unigénito Hijo de Dios, de la cual se habla en el Cantar de los cantares (Ct. 8,5). Sin duda resplandeciente de candidez porque fue renovada.  San Agustín, Tratado sobre el evangelio según San Juan.

¿QUÉ ME DICE EL TEXTO?

·    Cristo nos da un mandamiento, un precepto, “nos manda, nos ordena “a todos aquellos que decimos amarle y seguirle, a abrazar como distintivo de vida este mandamiento del amor, incluso podría decir que es un deber de toda persona y en especial de los que profesamos la fe católica.

·         Este mandamiento tiene una característica específica y esencial: “amarnos mutuamente como él nos amó”. Y es necesario demostrarlo con hechos concretos como es en el trato amoroso, buscando el bien de mis hermanos en todo sentido.

·         Al decir Jesús “como yo os he amado” nos exige detenernos para contemplar la magnitud y profundidad de estas palabras. Exige en concreto de nosotros amar hasta el extremo, entregarlo todo, amar perdonando… o al menos necesitamos intentarlo todos los días.



¿QUÉ DIGO A DIOS?

Cristo tu que, en tu vida terrena, tu única alegría era hacer la voluntad del Padre, concédeme que también yo pueda buscar hacer la voluntad del Padre en todo momento.
Que en verdad busque amar a mis hermanos a través de mi trato con ellos, con mis obras más que con simples palabras. Padre enséñame a amar a tu manera.


Gloria  Hernández 
Novicia MAR

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